Ha pasado la
borrasca Gloria. Ha hecho estragos en la costa y algunos cursos fluviales en la
provincia de Girona, pero en el Berguedà, su intensidad ha sido mucho menor,
con lluvia y nevadas en cotas inesperadamente bajas, también en Sant Jaume de
Frontanyà. Sin embargo, Pep confía que con la lluvia, la nieve se habrá
fundido.
En el coche,
comentamos las noticias que han aparecido de imprudencias cometidas por algunas
personas a pesar de las advertencias de las autoridades sobre la peligrosidad
del temporal. Pasamos por Sant Jaume de Frontanyà y al pasar el Coll de la
Battallola, vemos que aún queda bastante nieve y, con una temperatura de 0ºC,
todo está helado. Nos cuesta encontrar un sitio para aparcar porque todos los
puntos al lado de la carretera están ocupados por bloques de nieve empujados
por la máquina quitanieves.
Hoy Pep
quería ir a la casa de Sellers. Durante la semana, le había asaltado una duda.
La casa que encontramos la semana pasada, a pesar de su antigüedad, no tenía la
majestuosidad que le parecían indicar los documentos. ¿Y si Sellers fuera una
deformación de Solls y la casa de Solls había estado en el margen izquierdo del
torrente y no el margen derecho? Por eso, se había propuesto volver a visitar
la casa para ver si podría tener un origen medieval.
Entramos en
la pista de Sellers pero aún hay nieve y además está helada. La adherencia es
cero. En la bajada, el agua de la lluvia ha abierto un estrecho camino pero al
llegar al puente, es una placa continua de hielo blanco. Nos encontramos ante
un dilema. Son solo 50 metros y ya entramos donde toca el sol pero tampoco
queremos ser unos imprudentes más y al final Pep renuncia a cruzar el puente
helado y damos media vuelta. Una decisión dolorosa pero sabia.
Como Plan B,
Pep propone pasar al otro lado de la carretera y unir los trozos de camino que
faltan y ver si hay continuidad después de Cal Font. Llegamos a las ruinas de
la casa que encontramos la semana pasada, cuyo nombre ahora está cuestionado.
Aquí todavía no ha llegado el sol. Pep mira la casa de Sellers al otro lado del
valle, donde hace tiempo que ha llegado el sol. “Parece que tienen más
insolación al otro lado. Además, los documentos hablan de una Casamira. Esta
casa podría estar aquí”, reflexiona, y continuamos, siguiendo caminos precarios
hacia el norte y siempre huyendo del sol que va subiendo detrás nuestro.
Un camino
nos lleva al Torrent del Triput, donde hay una pista al otro lado. Aquí hay
poca nieve pero la lluvia caída ha aumentado considerablemente el caudal, y lo
que normalmente es un hilito de agua ahora tiene 2 o 3 metros de ancho.
Subiendo por la pista, cruzamos el torrente cuatro veces pero solo pongo una
vez el pie en el agua. Suerte del Goretex. Por todas partes, hay agua y
pequeñas cascadas. Seguimos caminando por la sombra, tengo frío en los pies.
“Siempre pasa lo mismo”, pienso. “Pasamos los inviernos en bosques donde no
llega el sol, y en verano, subiendo cuestas pedregosas bajo un sol de
justicia”.
Con el paso de la borrasca, han aparecido cascadas de la nada y pequeñas rieras se han convertido en torrentes potentes
Continuamos
hasta tener la casa del Boix a la vista, comemos y luego volvemos al coche por
las pistas forestales. No ha sido una salida muy productiva pero un baño de
bosque siempre va bien.
Con eso, damos por
concluida la salida de hoy. 6,7 km; 305 metros de desnivel acumulado.
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