Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



domingo, 23 de febrero de 2020

24-1-2020 – Frustración en Sellers


Ha pasado la borrasca Gloria. Ha hecho estragos en la costa y algunos cursos fluviales en la provincia de Girona, pero en el Berguedà, su intensidad ha sido mucho menor, con lluvia y nevadas en cotas inesperadamente bajas, también en Sant Jaume de Frontanyà. Sin embargo, Pep confía que con la lluvia, la nieve se habrá fundido.

En el coche, comentamos las noticias que han aparecido de imprudencias cometidas por algunas personas a pesar de las advertencias de las autoridades sobre la peligrosidad del temporal. Pasamos por Sant Jaume de Frontanyà y al pasar el Coll de la Battallola, vemos que aún queda bastante nieve y, con una temperatura de 0ºC, todo está helado. Nos cuesta encontrar un sitio para aparcar porque todos los puntos al lado de la carretera están ocupados por bloques de nieve empujados por la máquina quitanieves.

Hoy Pep quería ir a la casa de Sellers. Durante la semana, le había asaltado una duda. La casa que encontramos la semana pasada, a pesar de su antigüedad, no tenía la majestuosidad que le parecían indicar los documentos. ¿Y si Sellers fuera una deformación de Solls y la casa de Solls había estado en el margen izquierdo del torrente y no el margen derecho? Por eso, se había propuesto volver a visitar la casa para ver si podría tener un origen medieval.

Entramos en la pista de Sellers pero aún hay nieve y además está helada. La adherencia es cero. En la bajada, el agua de la lluvia ha abierto un estrecho camino pero al llegar al puente, es una placa continua de hielo blanco. Nos encontramos ante un dilema. Son solo 50 metros y ya entramos donde toca el sol pero tampoco queremos ser unos imprudentes más y al final Pep renuncia a cruzar el puente helado y damos media vuelta. Una decisión dolorosa pero sabia.

Como Plan B, Pep propone pasar al otro lado de la carretera y unir los trozos de camino que faltan y ver si hay continuidad después de Cal Font. Llegamos a las ruinas de la casa que encontramos la semana pasada, cuyo nombre ahora está cuestionado. Aquí todavía no ha llegado el sol. Pep mira la casa de Sellers al otro lado del valle, donde hace tiempo que ha llegado el sol. “Parece que tienen más insolación al otro lado. Además, los documentos hablan de una Casamira. Esta casa podría estar aquí”, reflexiona, y continuamos, siguiendo caminos precarios hacia el norte y siempre huyendo del sol que va subiendo detrás nuestro.

Un camino nos lleva al Torrent del Triput, donde hay una pista al otro lado. Aquí hay poca nieve pero la lluvia caída ha aumentado considerablemente el caudal, y lo que normalmente es un hilito de agua ahora tiene 2 o 3 metros de ancho. Subiendo por la pista, cruzamos el torrente cuatro veces pero solo pongo una vez el pie en el agua. Suerte del Goretex. Por todas partes, hay agua y pequeñas cascadas. Seguimos caminando por la sombra, tengo frío en los pies. “Siempre pasa lo mismo”, pienso. “Pasamos los inviernos en bosques donde no llega el sol, y en verano, subiendo cuestas pedregosas bajo un sol de justicia”.

Con el paso de la borrasca, han aparecido cascadas de la nada y pequeñas rieras se han convertido en torrentes potentes

Continuamos hasta tener la casa del Boix a la vista, comemos y luego volvemos al coche por las pistas forestales. No ha sido una salida muy productiva pero un baño de bosque siempre va bien.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 6,7 km; 305 metros de desnivel acumulado.

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