Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



viernes, 15 de abril de 2016

26/2/2016 – La Guàrdia

La semana pasada, además del trazado de la Minuta, Pep había traído un mapa del siglo XIX que mostraba una red de caminos entre Gironella y la Riera de Merlès. En aquella salida, vimos que la Xarxa Lenta actual intenta seguir esa red.

Hoy, Pep tiene que volver antes y además es un día inapacible, frío, y está previsto que llegue una borrasca con lluvia y nieve. Pep propone volver a mirar el mapa antiguo pero desde el santuario de La Guàrdia.

Salimos de Gironella por la zona de las piscinas. Es una carretera que no conocía, muy sinuosa, y va hacia Santa Maria de Merlès, pasando por La Guárdia. Allí aparca Pep, en el cruce con la carretera que sube al Santuario. Al bajar del coche, se oyen muchos pájaros cantar, de especies que no se ven en el Alt Berguedà pero por encima de todo esto, un fuerte olor a purinas (o ‘eau de cochon’ como lo llamamos nosotros cariñosamente).

La primera tarea de hoy es buscar la continuación del camino que seguimos la semana pasada hasta Torvella. Caminamos por la carretera hacia el este, con el frío y el mal olor. Empezamos a ver los rectángulos amarillos de la Xarxa Lenta.

De repente, Pep ve un perfil sospechoso a la izquierda, al otro lado de un campo. Al llegar allí, vemos claramente que es el camino antiguo, ahora convertido en canal para llevar el agua de lluvia. “¿Por qué no se ha marcado esto en la Xarxa Lenta en vez de la carretera?”, nos preguntamos. Lo seguimos hacia el coche, dejándolo poco antes de llegar a la carretera que sube a La Guàrdia. 

El camino antiguo que pasa por La Guàrdia

Damos media vuelta y volvemos hacia el este. Al llegar otra vez a la carretera de Santa de María de Merlès, vemos unas marcas difusas que bajan hacia la derecha y buscan el torrente, evitando el largo rodeo que hace la carretera.

El camino no está muy limpio y las marcas se ven muy de vez en cuando. ¿Qué pasó con la Xarxa Lenta del Baix Berguedà?, nos preguntamos. ¿Se tuvo que hacer de prisa y corriendo? ¿Faltó presupuesto? Ya habíamos visto la semana pasada lo fácil que era perder la Xarxa en un giro repentino.

Con la casa de la Tor Nova a la vista, dejamos el camino y cruzamos la carretera. Buscamos un camino que subiera desde aquí hacia La Guàrdia. Pasamos por La Barraca, una casa en ruinas. Hay pistas pero no se ve un camino claro.

Llegamos a La Guàrdia. Es un lugar pulcro, bien cuidado, que invita a pasear y con unas vistas privilegiadas del Baix Berguedà. Una pequeña vía crucis lleva al penitente hacia la iglesia.  
Una de las columnas de la via crucis y la iglesia

La vista desde arriba, mirando hacia el noroeste, con el pueblo de Gironella y detrás, las montañas de Capolat y Rasos de Peguera

Todo el recinto se ve acondicionado para visitas escolares. Pep aún llegó a conocer al último cura que vivía en la rectoría. Un grupo de buitres sobrevuela la iglesia, buscando comida. A veces, subiendo a Queralt, se les ve pasar muy de cerca.

El cuidado entorno de la iglesia invita a quedarse

Comemos en el camino de bajada desde el santuario, con vistas a Cal Bassacs y Gironella, y detrás, los Rasos de Peguera, medio tapados por las nubes. Después de comer, seguimos bajando y giramos hacia Gonfaus. Pep quiere mostrarnos un horno de tejas. En el camino, cerámica ibérica en el suelo. El horno está casi enterrado bajo la vegetación. Es una estructura grande, aún en buen estado, y si se limpiara, podría ser una atracción turística para las múltiples casas de turismo rural que hay alrededor. Pero a ningún propietario se le ha ocurrido dejarlo visible y visitable.

Parte del horno de tejas

Cruzamos la riera antes de llegar a Gonfaus. Más que una riera es una zanja de drenaje de metro y medio de fondo. Pep y Carles salen de la zanja con cierta dificultad, agarrándose a ramas y piedras. Cuando me toca a mí, con la mano derecha sujeto  una rama y la otra la extiendo para que me ayuden a subir. “Ah, no”, dice Pep, negándose a ayudarme. “¿No tienes una tía que cree que eres una especie de Indiana Jones? Ya saldrás tú solito”. 

Pep y Carles hablan tranquilamente entre ellos mientras me esfuerzo por salir de aquella fosa y cuando por fin lo consigo, ponemos rumbo otra vez hacia La Guàrdia. Como última tarea, Pep quiere encontrar la continuación hacia Gironella del primer camino que encontramos esta mañana. Dejamos los campos para entrar en una zona selvática bajo las rocas de La Guàrdia. Uno no puede dejar de sentir un poco ridículo, peleando con la vegetación a menos de 100 metros de una pista limpia y despejada.

Al final, hasta Pep admite la futilidad del esfuerzo y volvemos a tierras civilizadas, que no volveremos a abandonar hasta llegar al coche.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10,1 km; 250 metros de desnivel acumulado.

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