Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



martes, 15 de octubre de 2013

13/9/2013 – El Pas de les Llosanques

El 11 de septiembre, se formó una cadena humana que cruzó todo el país, 400 kilómetros desde la frontera con Francia hasta la entrada en la provincia de Castellón. Toda una hazaña organizativa; impresionó hasta al gobierno español. Yo no fui, ni Pep, ni Josep Maria, aunque Carles sí con su familia. Formamos parte de la “mayoría silenciosa” de la Soraya que votaría “Sí” en esa consulta que tanto miedo da a los de Madrid.

Ese día, salí con Josep Mª e hicimos el camino, incluido en la Xarxa Lenta, de Castell de l’Areny hasta Sant Julià de Cosp. Es una ruta muy recomendable pero caminamos en una espesa niebla y, como era de prever, el sol sólo salió cuando volvimos al coche.

Dos días después, Pep y yo nos vemos en el Mikado e intercambiamos impresiones sobre la Diada. Una vez más, Carles no puede venir. Es una lástima, porque se va a perder una excursión excepcional.

Al acercarnos a Peguera, vemos coches aparcados en todos los sitios posibles. La fiebre de las setas ha entrado en una fase aguda. Dejamos aparcado el coche en la entrada de la pista de Campdevidre. Algunos coches ya se marchan; no han encontrado nada y se van en busca de tierras más fértiles. “Con tanta sobrepoblación ‘boletaire’, el que no quiera caminar no encontrará nada”, dice Pep.

Pasamos la casa de Ferrús y nos encaminamos hacia l’Estret. Para hacer más llevaderos los 300 metros de desnivel, Pep me consulta sobre una charla que le han pedido dar en la asociación de pensionistas sobre la historia reciente de Gironella. Intento recordar algunos apuntes sobre el curso de hablar en público que hice el año pasado. La conversación se va interrumpiendo para recoger setas. Está claro que aquí los jubilados no llegan con sus 4x4.

 Subiendo hacia l'Estret

 La pared vertical de la Roca de Ferrús

Casi en l'Estret

Salimos del desfiladero y entramos en un collado. Es el Estret y aquí hay que tomar una decisión. En el Mikado, Pep había propuesto subir Les Llosanques y buscar un flanqueo a media altura hasta llegar a una canal que él había bajado muchas veces de joven y que nos dejaría cerca del coche. Si me parecía demasiado fuerte, me daba la opción de ir en la dirección opuesta  y buscar más caminos que subían desde la Font del Pi.

Pero una vez llegado al Estret, camino en círculos, hecho un mar de dudas. La primera opción sería inédita para nosotros pero había el riesgo de quedar cortados en el flanqueo y tener que subir hasta los prados superiores. La segunda opción sería más segura pero sin duda no tan interesante y con una larga subida hasta el coche desde la Font del Pi.

 
Acónito azul o 'tora' en catalán. Una infusión de esta planta cura todos los males, para siempre. 

Al final, me decido por la primera opción y subimos la arista hasta Les Llosanques. Les Llosanques es una especie de ‘grau’ prolongado. No plantea ninguna dificultad técnica y está marcado con pintura pero produce cierta impresión psicológica ya que, mientras se cruza, se ve una pendiente de roca lisa con nada para frenar un posible resbalón.

Pero lo cruzamos sin novedad e iniciamos el flanqueo por el bosque. Pep baja para buscar setas y recoge un ejemplar magnífico de ‘cep’. Sin embargo, ha bajado mucho y, al continuar el flanqueo, me hubiera gustado estar un poco más lejos del precipicio que se intuye a unos escasos 30 metros.

El codiciado 'cep'

Llegamos a otro lomo y se abre una perspectiva muy extensa de prados, con unas vacas pastando en un pequeño llano abajo. Aquí nos separamos; yo continuo el flanqueo por el bosque de pino negro mientras Pep va a la punta de la roca para tomar vistas y luego baja al último prado.

 Pep toma vistas sobre el abismo.

 Mirando hacia atrás, el trocito de verde al fondo marca la salida del Pas de les Llosanques

Nos volvemos a encontrar cerca de otro grupo de vacas y seguimos un camino de animales hasta el Canal de Ferrús, donde hay una fuente.

El camino que queda por recorrer. La canal que quiere bajar Pep está al otro lado de la montaña al final.

Contemplo las vacas mientras espero a Pep. Abajo, la Font del Pi

Al salir al otro lado del barranco, tenemos delante una cuesta de rocas donde se intuye un paso. Mientras estudiamos las posibilidades, bajan a toda prisa tres grupos de rebecos y todos pasan por el mismo sitio, precisamente el paso que habíamos visto. 




 La línea de rocas a la derecha marca el paso de los rebecos

Mirando el camino ya recorrido

Lo cruzamos y al otro lado, hay una pequeña cuesta cubierta de hierba y un pequeño collado. Pep sube al collado y me señala con las manos que el camino está despejado. Continuamos flanqueando hasta un amplio lomo y allí delante, tenemos la tan ansiada canal.

La última subida

Aquí comemos, con una vista que abarca toda la cara sur de Ensija, el valle de Peguera abajo y Rasos de Peguera en frente.

Aquí comimos. Abajo, el valle de Peguera

Después de descansar, iniciamos el descenso, ahora marcado con hitos de piedras y, más abajo, en el bosque, con marcas de pintura. Me pregunto si estas marcas serán de los años 70, cuando la Cantina todavía era usada como casa de colonias. Es un descenso largo y algo incómodo, primero por una cuesta de hierba y piedras y luego por el límite del bosque, bordeando la tartera. Por fin llegamos a la pista que va de Fumanya a la Font del Pi. La cruzamos y continuamos por un lomo con barrancos erosionados a cada lado, hasta llegar al coche.

La próxima semana, estaré en Inglaterra. Magnánimo, doy mi visto bueno a Pep para que lleve a Carles a buscar todas las escombreras y galerías hundidas que quiera.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10 km; 655 metros de desnivel acumulado.

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