El hombre del tiempo
había pronosticado mal tiempo para hoy pero, mirando por la ventana a las 7.30,
vemos que aún puede aguantar y decidimos probar suerte.
Ahora tocaría la zona de
la Canal de Sant Miquel y el acceso es desde el Pont del Doro. Cuando el
pantano está lleno, este puente está sumergido pero cuando llegamos, vemos que todavía
se asoma del agua. Al estar al final del pantano, aquí se acumula la basura y
entre la fábrica textil abandonada arriba y restos de todo tipo aquí abajo, la
impresión dista mucho de ser idílica.
El Pont del Doro
Pero hoy el puente es
sólo un medio para un fin y el fin es ir a la Canal. Cruzamos; un poste de la
Xarxa Lenta indica la subida por la Canal dels Colletons pero nosotros seguimos
el camino que flanquea el pantano hacia el oeste hasta llegar a las ruinas de
la casa de Cal Mitger, con el área recreativa del Molí del Cavaller en la otra
orilla.
Vista del pantano desde Cal Mitger
Aquí empieza la entrada
de la Canal de Sant Miquel. Aunque no tiene ninguna señalización oficial, es
quizás la más asequible de todas las canales ya que empieza con una larga
entrada en el valle por un camino casi plano. Aquí el musgo en los árboles es
espectacular. A juzgar por las huellas, los motoristas también conocen el
camino.
Entrando en la Canal de Sant Miquel
Finalmente, después de recorrer
casi un kilómetro por el fondo del valle, el camino empieza a elevarse para
dirigirse hacia el Coll del Reposador. Pero justo en ese momento Pep nos confiesa
que en realidad no quería subir la Canal de Sant Miquel sino buscar un camino
que sube una canal contigua, la Canal de la Fagedeta. Alguien le había dicho
que se podía subir esa canal pero él nunca lo había hecho. Tenemos delante la
entrada a la Canal pero nuestra primera incursión es infructuosa; una barrera
infranqueable de piedra nos impide continuar por el fondo.
Volvemos a la bifurcación
y subimos un poco más por el camino principal. Y al poco rato vemos otro camino
que marcha hacia la izquierda. Ya lo habíamos visto en otras subidas pero, por
razones que no acabamos de explicarnos, nunca lo habíamos seguido. Quizás era
por una suposición inconsciente de que era simplemente una variante del camino
principal. Pero con los años, hemos ido soltando barreras conceptuales y hoy
entramos en el camino sin complejos.
Como he venido contando
en las últimas entradas, un grupo de cazadores se ha dedicado a limpiar todos
los caminos que suben las canales. Es una mala noticia para la población de
jabalís pero muy buena para nosotros porque caminos que antes sólo eran insinuaciones ahora tienen una claridad diáfana.
Subiendo la Canal de la Fagedeta
Este camino sí tiene
continuidad. Hacemos 300
metros de desnivel enlazando carboneras; incluso hay una
fuente cerca de la salida en Els Colletons. Salimos en los prados detrás de la
casa de Sant Miquel, justo a tiempo para ver una multitud de buitres que vuelan
a baja altura alrededor nuestro. Pero no tardan en aburrirse y se marchan; aún
debemos hacer cara de salud, incluso después de esta subida.
Por fin salimos del túnel
Los prados están
empezando a llenarse de flores. Caminamos hacia la casa. Aquí tenemos vistas
despejadas hacia el sur y el oeste y vemos como empiezan a amontonarse las
nubes de lluvia. Pep quería mirar caminos por la zona de Baumort pero viendo
cómo está cambiando el tiempo, decidimos acortar la salida y bajar por la Canal
de Sant Miquel.
La casa y la iglesia románica de Sant Miquel
Pasamos la casa y
caminamos hacia el Camp de la Collada. Tomamos un camino de atajo para no pasar
por la pista y en ese momento suena el móvil de Pep. Es un colega de la
Sociedad de Arqueología. Pep contesta con voz jovial pero su cara enseguida se
vuelve seria. “No me jodas”, dice y se sienta. Carles y yo nos alejamos para darle
un poco de intimidad y cuando se reúne con nosotros, nos informa que el
Secretario de la Sociedad de Arqueología murió la noche anterior de un infarto
fulminante. Justamente, Pep había estado con él quizás una hora antes de morir,
ayudando a montar un espectáculo para la Coral de Gironella. Se acababa de
jubilar con 62 años de una caja de ahorros y estaba lleno de proyectos y
aparentemente en perfecto estado de salud.
“No es justo”, protesta
Carles. Aquí el lector me permitirá un pequeño inciso. Es cierto que la
esperanza de vida ha mejorado mucho y una muerte repentina a una edad
relativamente joven siempre impacta. Pero también es cierto que nadie nace con
un certificado de longevidad garantizada en la mano y la estadística sólo es
fiable para lo general, no para lo particular. Carpe diem, decían los
filósofos. Si viviéramos cada día como si fuera el último (y algún día lo
será), seguro que cambiarían muchas cosas.
En el Coll del Reposador. Delante, Gotzera y Sobrepuny. El tiempo empieza a complicarse
Comemos en silencio en el
Coll del Reposador, a la entrada de la Canal de Sant Miquel. Reflejando el
estado de ánimo imperante, las nubes son cada vez más espesas y nos damos prisa
para iniciar el descenso. Aquí, en los tramos de más pendiente, se nota más el
paso de las motos, a pesar de que legalmente las motos no pueden salir de las
pistas forestales. Hay motoristas que dicen que los caminos se conservan gracias
a ellos. Pero, mirando las zanjas excavadas en la tierra por los neumáticos,
ese argumento no me convence. “Habla de eso en tu blog”, me dice Carles. Y así
he hecho.
Volvemos a empalmar con
el camino de entrada en la Canal de la Fagedeta y deshacemos el camino ya
recorrido hasta el coche. Una hora y media después, empieza a llover en Berga.
Con eso, damos por
concluida la salida de hoy. 7,5
km ; 450
metros de desnivel acumulado.
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