Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



miércoles, 29 de mayo de 2013

10/5/2013 – La Portelleta

Al levantarme, miro por la ventana y sólo veo niebla. El hombre del tiempo nos había advertido que pasaba un frente pero teníamos la esperanza de que la niebla acabara levantándose.

Hoy el plan era subir la Portelleta, uno de los pasos a la Carena de Salga. Yo personalmente nunca había subido este camino, así que prometía ser todo un descubrimiento.

Una vez más, cruzamos el Pont del Climent pero, al acabar la pista, en vez de seguir recto, giramos a la derecha y nos adentramos por uno de los pequeños arroyos. Los excursionistas han marcado el camino con ‘fites’ o montículos de piedras y también los cazadores han ido marcando con pintura todos los caminos, creando una red propia.

Iniciamos el camino hacia la Portelleta. Observad el punto rojo, marcando la red creada por los cazadores  

Llegamos a una segunda bifurcación. Giramos a la izquierda; el camino de la derecha lo haremos de bajada. Mientras seguimos al lado del agua, el camino es casi plano. Sin embargo, llega un momento que entra en la canal y el camino empieza a tener cada vez más pendiente. La niebla se va cerrando alrededor nuestro y nuestro universo se va haciendo cada vez más pequeño. Hay mucha humedad y el camino se hace resbaladizo sobre las piedras.


La niebla se hace más espesa

Dejamos un camino a la izquierda y llegamos al pie del ‘grau’, que es una zona de escalada fácil usada como atajo. Con lo resbaladizo que está la piedra, Pep desaconseja probar la subida y damos media vuelta. Cogemos el camino a la izquierda para buscar el camino antiguo a La Portelleta, que encontramos, saliendo de una carbonera. Hay tanta humedad que parece que está lloviznando, pero es la condensación que cae de los árboles. Recordando las circunstancias trágicas de la muerte de mi GPS el año pasado, temo por mi electrónica pero de momento, no da muestras de desasosiego.

A falta de horizontes, nuestra visión se fija en lo más próximo

El camino va subiendo con fuerte pendiente con interminables eses. Entroncamos con el camino que viene del ‘grau’ y poco después, veo otro camino a la izquierda que Pep desecha: “Camino de rebecos”, me dice escuetamente. Cincuenta metros más de desnivel y llegamos arriba. A la Carena (o arista) de Salga, ya había estado unas cuantas veces y sabía que había una vista que abarcaba media Cataluña, pero hoy es invisible; no vemos más de 10 metros a la redonda.

Pep quiere dar cierta formalidad a la ocasión y hace las presentaciones: “La Portelleta, Steve; Steve, La Portelleta”, dice con un gesto aristocrático de la mano. “Encantado”, respondo y nos sentamos para tomar un refrigerio. Sin embargo, el sudor empieza a enfriarse y nos obliga a ponernos nuevamente en movimiento. Bajamos por el mismo camino, intentando no resbalar en el fango ya que hay mucha pendiente.

La vista desde la Portelleta

Al llegar al camino desechado, le viene a la memoria de Pep una noticia de que los cazadores habían abierto un camino nuevo a la cresta, en el Serrat dels Toixons, y ahora se convierte en un camino digno de seguir. No hay duda que antiguamente fue un camino de animales, pero ahora está arreglado con troncos y escalones. La niebla nos impide ver el precipicio a nuestra izquierda pero se intuye. “Echo de menos alguna banderilla”, pienso.

Tras hacer 75 metros de desnivel, volvemos a estar arriba. Tomamos nota y volvemos a bajar. Al volver a situarnos en la bifurcación hacia el ‘grau’, tomamos un camino transversal que nos lleva a la zona llamada “La Gleva”, debajo de la montaña de Salga Aguda. Aquí almorzamos, en un claro creado por los cazadores para esperar la llegada de los jabalís.

El camino de bajada

Ante la poca visibilidad, la humedad y el frío y habiendo alcanzado nuestro objetivo primario, decidimos que es hora de volver a casa. Buscamos el camino de bajada. Al principio, parece más bien un camino de bajar troncos pero al llegar a la primera carbonera, adquiere más categoría. Al salir del bosque, vemos como la niebla empieza a levantarse. Al salir a la pista del Pont del Climent, empiezan a aparecer manchas de azul en el cielo y al llegar al puente, la niebla ya se está batiendo en retirada y empieza a salir el sol.

Un insecto espera pacientemente la floración de la oreja de oso

Al llegar a Berga, ya no quedan restos de nubes, el sol brilla con fuerza y hace una temperatura auténticamente primaveral. A veces, ocurren cosas que parecen hechas adrede.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 6,9 km; 670 metros de desnivel acumulado.

No hay comentarios: