Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



domingo, 24 de febrero de 2013

21/2/2013 – Regreso a Picancel


Avanzamos la salida un día esta semana por la previsión de mal tiempo. Ya habíamos hablado de volver a las canales de Picancel. “Hay que repasarlo todo”, me confesó Pep. Los primeros mapas de 1:5000 que tuvo Pep fueron precisamente de estas montañas y si no me hubiera conocido un año después, igual hoy todavía estaría subiendo y bajando esos inhóspitos barrancos. Sea como sea, Pep no desaprovecha la oportunidad de culparme a mí el hecho de que haya estado alejado tanto tiempo de su amada sierra.

Pep tiene un compromiso a primera hora y quedamos que no iría al Mikado hasta pasadas las 8.30. A las 8.40, cuando estoy a punto de salir de casa, Carles me llama indignado. Ya lleva 45 minutos esperando, ha desayunado y está en la calle. Evidentemente, hubo un fallo de comunicación pero yo, sin café y magdalena, no doy un paso y consigo convencerle para que vuelva al Mikado. Pep no tarda en llegar. Repasando opciones, Pep decide empezar desde Pedret. Yo no he traído mapas para esa zona así que iremos ciegos, con sólo el mapa del Alpina para orientarnos.

Dejamos el coche en el puente gótico de Pedret sobre el Llobregat, reclamo turístico de primer orden, y subimos hacia el segundo reclamo, la iglesia de Pedret, abierta para visitas guiadas los fines de semana.

 Pont de Pedret

Iglesia de Sant Quirze de Pedret

Pep decide subir a la casa de la Mesquita por las pistas para así tener más tiempo para charlar con Carles de sus avances en los archivos. Les recuerdo que estoy esperando las fichas. Pep me mira con aire reprobador. “Tiempo al tiempo. Todavía estamos planteando cómo vamos a hacer las fichas. No quieras correr antes de andar”. Empiezo a sospechar una conspiración para impedir que mi best-seller vea la luz del día.

En eso llegamos a las ruinas de la casa de la Mesquita. Su nombre no tiene nada que ver con la conquista árabe de la península ibérica sino que quiere decir “pobre” en catalán antiguo. 

Ruinas de la Mesquita

En el fondo, Puig Arbessós, visto desde la Mesquita. Aquí hay los restos de un castillo pero el acceso no es nada fácil

Pep quiere ir hacia la izquierda a la Terma Alta, la Taleia y subir la Canal de l’Avellenosa. Yo tenía una colita en el camino que va a la casa de Covil e insisto en que vayamos a la derecha para buscar esa colita. Tras cierta resistencia, Pep finalmente accede y, unos 10 minutos después, nos plantamos en la colita. El camino parece recién limpiado por los cazadores pero, aún así, Pep duda de su autenticidad … hasta que llegamos a la primera carbonera.

Seguimos subiendo hasta salir al Cap de l’Avellenosa. A nuestra izquierda vemos la curiosa formación llamada l’Escanyacabres y delante el camino que baja por la Canal de l’Avellenosa. 

El lomo de l'Escanyacabres. Al fondo, el pantano de La Baells

Seguimos hacia el este y entramos en una zona de campos, que se debían cultivar desde la casa de Covil. Seguimos subiendo y salimos en los Agullons del Sala, una de las muchas aristas que se extienden hacia el pantano. Salir de repente de los árboles con el precipicio delante nuestro y la enorme pared que corta la Canal del Verdaguer me produce una sensación muy extraña en las piernas y el estómago y un fuerte deseo de aplastarme contra el suelo como una cucaracha para no caer en la tentación fatídica de acercarme al borde.
 Mirando hacia la Canal del Verdaguer. La foto no hace justicia a la abrumadora impresión de vacío.

Pep inicia a Carles en los misterios de las canales de Picancel

Justo en ese momento, se despejan las nubes y sale el sol. Pasamos un rato aquí digiriendo las sensaciones y las vistas, ya que ni siquiera Pep ha estado aquí. “A ver si podemos bajar a la Canal”, musita Pep. “Esa aparente resistencia inicial a mi propuesta, ¿no habrá formado parte de una agenda oculta para traernos al fondo de la Canal del Verdaguer?”, especulo, mientras bordeamos el abismo en busca de una manera de bajar. Finalmente, llegamos a una canal secundaria con una pendiente asequible e iniciamos el descenso, sin saber si nos veríamos frenados por un salto infranqueable y tendríamos que volver a subir. Pero luego se intuye un camino, que va cobrando claridad, hasta entrar en el camino principal.

Carbonera en la Canal del Verdaguer. Observad el negror de la tierra.

Yo había subido la Canal del Verdaguer con Pep hace muchos años pero era otra ruta que se aparta del fondo del valle. Esta vez se ve un camino muy claro, con signos de haber sido limpiado no hace mucho, que va pasando por carboneras. Bajamos unos 100 metros de desnivel por el valle y, durante la próxima hora, exploramos caminos secundarios antes de reemprender la subida nuevamente, saliendo en el camino señalizado de Sant Miquel a Covil en el Collet de les Fustes, que recorre la cresta.

Pep se apoya con ademán relajado en su bastón. Para él, esos barrancos son como su segunda casa.

Todo este valle sirvió de refugio para el maquis después de la Guerra Civil y la casa de Covil fue su cuartel general. Para acabar con ese nido de avispas, la Guardia Civil obligó a todos los habitantes del valle de la Portella a marcharse y dinamitó la casa de Covil. En esa casa almorzamos.

Camino a Covil desde el Collet de la Fusta

Desde Covil, hay dos posibilidades para volver a Pedret. Por la izquierda, pasando por la Font Bona o por la casa de la Mesquita. A mi me parecía que por la izquierda sería más recto pero Pep prefiere por la derecha y así se hace. Y menos mal que no me hizo caso, dirá Pep cinco minutos después, porque muy cerca de la casa, Carles ve unas piedras sospechosas en el bosque y resulta ser la casa medieval de Covil.

La casa de Covil

“Las veces que he venido por este camino y no la he visto”, se lamenta Pep. Pero a veces hace falta una mirada fresca. Seguimos el camino a la Mesquita, de mucha categoría aunque no señalizado. Como otros caminos en Picancel, muestra signos de erosión por el paso de motos en los puntos de más pendiente y, a juzgar por las huellas, parece que siguen viniendo, a pesar de que esté prohibido.

Desde La Mesquita, tomamos el camino de la cresta hacia el sur, saliendo en la Rasa del Guimbas, y desde allí, sólo hace falta seguir la pista que bordea el torrente hasta llegar a la iglesia.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 11,0 km; 590 metros de desnivel acumulado.

PD. Picancel es una sierra con picos en forma de dientes de sierra que va de oeste a este desde la presa del pantano hasta Borredà, flanqueando la ribera sur del Merdançol. Visto desde la carretera de Vilada, parece impenetrable pero la verdad es que está lleno de caminos, algunos para explotar el bosque y otros más importantes para acceder a distintos puntos del valle de la Portella. Vamos a dedicar al menos una parte de la primavera a repasar esta misteriosa sierra.

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