Pep me dice que escoja yo
el lugar para la salida de hoy pero he estado muy ocupado y llego al Mikado sin
ideas. En la tele, se suceden las revelaciones sobre corruptelas; se ve que
nuestras instituciones políticas y económicas están podridas.
Pero Pep y Carles tienen
temas más importantes a considerar; los tentáculos de sus investigaciones se
van extendiendo desde las fraguas y ahora llegan a los molinos. Eso promete no
acabar nunca. Les advierto que estoy esperando las fichas para escribir mi
best-seller y hacer millonaria a mi mujer, a lo cual Pep me contesta que irían
más deprisa si yo echara una mano. Pero no me veo leyendo manuscritos en
catalán antiguo (o peor aún, latín medieval) en un archivo y vuelvo a centrarme
en buscar la salida de hoy.
Al final propongo que
volvamos a la zona de Sobirats e intentemos sacar algo más en claro de esa zona
confusa. “Hay un molino en Cabanes”, añado a modo de señuelo.
Aparcamos el coche en el
collado al lado de la casa de Cal Cabanes, debajo de Sobirats. La primera tarea
es buscar el camino que iría hacia Platetes, que encontramos con relativa
facilidad, saliendo de una pista. El camino desemboca al final de otra pista y
nos desviamos para explorar los caminos que bajaban hacia el sur y el norte,
bordeando el Merdançol e incluidos algunos en la Xarxa Lenta.
Camino a La Teiola, con la marca amarilla de la Xarxa Lenta
Volvemos a subir y
entramos en la umbría, con pistas nuevas y signos evidentes de una tala
reciente. Pep protesta una vez más contra la proliferación de pistas pero veo
que han cortado los pinos y dejado las hayas. Argumento que dentro de unos 20
años, todo este valle será un hayedo precioso y las pistas excavadas en las
laderas se habrán convertido en vías cubiertas de hierba, con flores silvestres
en las taludes, invitando a tranquilos paseos familiares para disfrutar de la
naturaleza.
Pero lo cierto es que la
visión actual no es muy amable y continuamos por la pista, dejándola en el
fondo del torrente para subir una especie de camino que se dirige hacia la
cresta, que lleva el nombre de Terrer Roig, por el color rojo de las rocas.
Pero el camino muere antes de llegar y buscamos la cresta que nos separa de la
Baga de Platetes sin camino, con la esperanza de encontrar un camino en el
collado … que no existe.
Según nuestra teoría de los árboles viejos, este árbol marca el paso de un camino importante pero aquí, en una pista en la Baga de la Roca Roja, la cosa no está tan clara
Almorzamos, oyendo los
gritos y silbidos de dos hombres en el bosque abajo. Después de comer, bajamos
hacia el norte en busca de ese camino transversal a Platetes que estamos
convencidos que existe. Salen a nuestro encuentro dos hombres corpulentos en
ropa de camuflaje y acento del Este Europeo pero no son paramilitares serbios
sino leñadores y nos saludan amistosamente. Un poco más adelante, vemos el
fruto de su trabajo, en forma de troncos, ramas y pistas.
Al final, encontramos el
tan ansiado camino y tiene buen aspecto. Imposible seguirlo hacia Les Platetes
por el caos de troncos y ramas, así que damos la vuelta hacia el sur y lo
seguimos durante medio kilómetro antes de que entre en una pista.
El avance imparable del progreso. Una pista nueva cerca de Cabanes.
Aquí ya no podemos hacer
más para hoy y volvemos al coche pero como aun nos queda tiempo, Pep propone ir
al molino de Cabanes. Le recuerdo unas colitas que tuvimos que dejar en la
salida del 7 de diciembre debajo de la casa de Cabanes y hacia allí nos
encaminamos. Encontramos la colita, que nos lleva directamente hacia el molino,
pero cuando casi estamos abajo en el Merdançol, vemos que el camino está
cortado por un trozo de roca que se ha desprendido y hay que hacer un
pequeño salto.
Pep y Carles pasan sin
problemas y ahora me toca a mí. De todos es sabida mi fama de torpe. Desde una
posición segura, Pep se prepara para guiarme. Primero me quita los mapas para
que no sufran ningún percance. “Pon el pie aquí, el palo allá”, me dice, “luego
un salto … e irás para abajo”. “Con ese don que tienes para animar e infundir
confianza, deberías haber sido coach”, le digo, pasándole también mi mochila
para quitar lastre. Pero hago el salto y aterrizo al otro lado sin novedad.
Sólo nos queda
inspeccionar las escasas ruinas del molino antes de ir al coche.
Con eso, damos por concluida
la salida de hoy. 10,3 km ;
450 metros
de desnivel acumulado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario