Un cúmulo de
circunstancias me han impedido salir hasta ahora. En el fin de semana del 9 y
10 de marzo, estuve en Inglaterra. Cuatro días sin ver el sol, con frío y
humedad mientras aquí se disfrutaba de un tiempo cálido y primaveral. Ese fin
de salida, Pep y Carles recorrieron la carretera del valle del Llobregat,
anotando puentes y molinos.
Pero hoy por fin podemos
reanudar nuestro repaso de las canales de Picancel. En el Mikado, Pep mira con
desaprobación mi magdalena. “No sé cómo puedes comer esas bombas de
colesterol”, me dice. Pregunto a Marta, la dueña del Mikado, cuánto pesa cada
magdalena. Entra en la cocina. 85 gramos , me dice cuando sale. Sumando 4
semanas desde la última salida, eso hace 2,5 kilos. Un buen stock.
Como Pep quiere hacer
todas las canales por orden, parecía que hoy haríamos la Canal de l’Avellanosa
y la Canal del Verdaguer. Seguimos la misma ruta que la salida anterior hasta
la casa de Mesquita. Aquí, giramos a la izquierda y tomamos el camino que va al
collado de la Terma Alta, una piedra clavada que marcaba la división entre los
dominios de los Pinós y los de los Berga; aún se pueden ver los escudos
grabados.
La Terma Alta
Y el escudo de Berga
El camino continúa hacia
el norte, limpiado recientemente por los cazadores. Aquí está La Taleia (o
Atalaya en castellano); aún no hemos decidido si es una simple casa o algo más
antiguo. Mientras vamos bajando, empiezo a hacer cálculos y algo no cuadra. “¿Cómo
vamos a llegar a la Canal de l’Avellanosa?”, pregunto a Pep. “Y si subimos la Canal
de l’Avellanosa y bajamos la Canal del Verdaguer, ¿cómo vamos a llegar al coche
desde allí abajo?”. “Es que nos falta la Canal del Sant”, me contesta, mientras
examina sus uñas. “Ya estamos otra vez con las agendas ocultas”, pienso. “¿No
dijiste que no había camino para subir esa canal?”, le digo. “Dije que no lo
había visto, no que no hubiera”, precisa Pep.
El camino de la Terma Alta a la Taleia
En eso llegamos al
collado donde está la Taleia y bajamos hacia el este, hasta la entrada de la
Canal del Sant, marcada por una gran carbonera. Y efectivamente se ve un camino
que sube por el centro del valle, ahora despejado por los cazadores. Vamos
empalmando carboneras, desviándonos brevemente para mirar un camino lateral que
se encamina hacia la Terma Alta pero sin llegar a conectar por lo tapado. En
total, 200 metros
de desnivel que llevan la magdalena al límite de sus posibilidades. En el
collado arriba, llamado Passant del Llop en el mapa del Alpina, vemos que el
camino continúa en descenso al otro lado y finalmente nos deja en los campos de
la Mesquita.
La entrada de la Canal del Sant. El musgo que cuelga de los árboles es uno de los alicientes de estas canales
Nos dirigimos al camino
del Cap de l’Avellanosa. Allí, en el collado, se ve un camino un poco perdedor que
inicia el descenso. De hecho, de tan perdedor que es, lo perdemos pero
recuperamos un camino muy marcado en el primer collado de los Agullons del Sala
y que es lo que conocía Pep. Este camino entra en el centro de la canal y luego
sigue bajando por el lado izquierdo. Entre las típicas carboneras, vemos muros
que nos dejan un poco perplejos: no tienen la forma de carboneras; y encarados hacia
el norte, no pueden ser campos. Al final, deducimos que pueden ser bancales
para el cultivo de los avellanos que han dado nombre a la Canal.
Después de la dura subida
de la Canal del Sant, la bajada es muy relajante. Llegamos a un collado que
marcaría el final de l’Escanyacabres. Aquí hay un cruce de caminos. A la
izquierda, el camino de vuelta a la Canal del Sant; a la derecha, el camino a
la Canal del Verdaguer; y delante, el camino que habría cruzado el río
Merdançol, ahora cortado por el pantano. Seguimos este último un rato hasta que
empieza a bajar demasiado y luego volvemos al cruce.
Decidimos almorzar en la
carbonera a la entrada de la Canal del Sant. Aquí cada uno escoge una piedra y
un lugar para sentarse según su rango y antigüedad.
Vista de la presa desde encima de Pedret. Detrás, el pantano y las montañas de Figols
Sólo nos queda deshacer
el camino hasta Pedret, pasando nuevamente por la Terma Alta. Salimos a la
iglesia ante un paisaje idílico. Hace sol con una brisa suave y la cantidad justa
de nubes para ir variando la luz. Los prados tienen un verde perfecto. Cantan
los pájaros, revolotean las mariposas. Una mujer lee bajo un árbol acompañada por
sus dos perros. Cuando llegamos al coche, ya está llegando más gente dispuesta
a pasar un final de tarde al aire libre.
Berga y Queralt desde Pedret con la luz de la tarde
Con eso, damos por
concluida la salida de hoy. 11,9
km ; 830
metros de desnivel acumulado.
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