El viernes, el día empieza gris y frío. Pep vuelve a estar indignado por la crisis de la deuda de España, causada por la incompetencia de algunos y la avaricia de algunos más, dice, y ante la perspectiva de que vuelvan a gobernar los que empezaron a hinchar la burbuja inmobiliaria cuando “España iba bien”. Su ira se contagia a nosotros y la conversación continúa en el coche mientras recorremos la carretera con una niebla que tapa totalmente el sol. De repente, me imagino qué pensarían de todo esto unos observadores extraterrestres que, desde su nave espacial, estarían contemplando esta caja metálica rodante que se desplaza por una carretera desierta con tres ejemplares agitados de vida inteligente en su interior. En realidad, todo esto es absurdo. Gente avariciosa y gente estúpida siempre ha habido y siempre habrá. Como decía Einstein, “Sólo conozco dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana, y tengo mis dudas sobre el primero”.
Con esta larga paréntesis, conseguimos aparcar el coche cerca de Les Planes, rodeados por la niebla y con una temperatura de -1ºC. No augura bien.
Niebla en Les Planes. Mal comienzo del día
Buscamos el camino antiguo que bajaba a Sant Esteve de la Riba y usado por C. A. Torras. Las pistas han interferido en el trazado pero al final encontramos un trozo bastante largo y llegamos a la riera o Rec de la Riba. Allí, unos agujeros circulares excavados en la piedra delatan la presencia de una presa medieval, lo cual significaría también un molino medieval, pero de eso no queda rastro ya.
Los agujeros redondos en la roca donde se colocaron los postes de una presa medieval
Subimos a la casa de Sant Esteve de la Riba, con su iglesia románica, y ahora dedicada al turismo rural. Dos perritos simpáticos nos saludan y nos acompañan mientras inspeccionamos los alrededores. Si su misión es proteger la casa, necesitan urgentemente un curso de reorientación. Pep toma nota de todos los elementos, incluyendo un enorme tubo que traía agua para hacer funcionar una turbina para dar luz a la casa. “A ver si pones cosas más serias en tu blog”, me dice. “Sólo escribes cotilleo”.
Los feroces guardianes de Sant Esteve de la Riba
Vista de la iglesia de Sant Esteve de la Riba cuando empieza a levantarse la niebla
Continuamos por la pista hacia el Coll de Can Carlos. Empieza a levantarse la niebla. Pasamos la Ferrería. En su libro de itinerarios de 1904, Torras habla de un grupo de casas pobres, una de las cuales hacía de hostal para los arrieros. Hoy sólo quedan los restos del muro de una casa. Un poco después, nos desviamos por lo que queda del camino antiguo, todavía empedrado y bastante intacto, salvo un corto tramo destrozado por una pista nueva de desembosque.
Tramo empedrado del camino antiguo al Coll de Can Carlos
Y como queda un camino después de abrir una pista forestal sobre su trazado
Llegamos al Coll de Can Carlos, donde hay los restos de una pequeña casa, que también era hostal. No en vano estamos siguiendo uno de los grandes caminos que comunicaban el Berguedà y el Ripollès.
Giramos hacia el norte por el camí ramader.
Las montañas de Nuria desde el camí ramader
En efecto, estamos recuperando la idea original de Pep, lo cual da pie a unos cuantos comentarios sobre agendas ocultas, pero ahora por una vía más amable. Vamos subiendo por una amplia cresta con buenas vistas. Por fin bajo un cielo azul, comemos en las ruinas de la casa de les Ajagudes, con el Coll de Faig General a la vista.
La casa de Ajagudes
Vamos hacia la casa de Llentes, desviándonos para visitar la Cova de Llentes y la casa de la Llobera. De la Llobera, se ven las ruinas de una barraca construida con las piedras de algo mucho más antiguo. Llentes es una gran casa que parece surgida de la nada en el siglo XIX. No tiene ningún elemento más antiguo. Continuamos por pistas hacia el Molino de la Riba. Tomamos nota de un camino que sin duda va a la casa de Corrubí pero tendrá que esperar otro día.
Parte de la fachada sur de Llentes
Vista parcial del interior de la planta baja
Entrada a la era detrás de la casa
Y el enorme pajar
Llegamos al molino, un edificio moderno. Veo un camino que baja a la riera y que sin duda tendría continuidad al otro lado para subir hacia Les Planes pero Pep no me deja. Quiere encontrar la presa del molino. Queda una hora de luz y se acerca la hora de la clase de música pero Pep no se echa para atrás. Continuamos subiendo el curso del río. Veo otro camino que sube al otro lado de la riera pero Pep tampoco me deja pasar. Llegamos a la presa, una construcción moderna y también de donde sale el tubo que va a la casa de Sant Esteve de la Riba.
La presa del molino de la Riba
Seguimos subiendo el curso del río hasta cruzarlo por el puente de la pista que sube a Casellas. Ya en la penumbra, cruzamos la riera y subimos una pista tenebrosa y húmeda hasta desviarnos por el camino de Les Planes.
Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 18,2 km; 680 metros de desnivel acumulado.
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