Dejamos el coche en nuestro parking habitual en l’Estret y emprendemos la subida por la pista a La Coma, desviándonos momentáneamente para explorar un camino que queda muerto en unas carboneras en el Torrent de la Coma.
Antes de llegar a la casa, habíamos visto la semana pasada un camino que marchaba hacia la izquierda. Lo seguimos pero muere en unos campos. Investigamos una serie de caminos usados para arrastrar troncos pero todos quedan muertos bajo una pared de roca, excepto uno que va subiendo hasta empalmar con el camino que dejamos la semana pasada. Seguramente era el camino usado por La Coma para subir a la Bassa de Tarnes y lugares más allá.
En el camino de subida, veo un asta de ciervo. “Para tu madre”, me dice Pep. “Mi madre ya no sabe dónde ponerlas”, le digo, y la dejamos allí. Salimos en las pistas debajo de Sant Marc y caminamos hacia la Bassa de Tarnes, donde descansamos. Hay una pista de desembosque que bordea el Roc de Claniars por el norte y había indicado a Pep que esa pista podría haberse abierto encima de un camino. Cuando llegué aquí con Josep Mª, había demasiada nieve para investigarla. Efectivamente, la pista muere al cabo de 500 metros y empieza un camino muy marcado que va al collado e inicia un descenso hacia el sur. Lo acabaremos de enlazar en otra ocasión.
El valle del Llobregat desde la Bassa de Tarnes. Abajo se ve el pueblo de Guardiola. Nunca me canso de esta perspectiva
Damos la vuelta e iniciamos la ingrata subida a Sant Marc. Todavía queda nieve suficiente para ver las huellas de Josep Mª y yo en nuestra subida hace dos semanas.
Pep inspecciona brevemente la ermita y luego iniciamos la bajada por el camino señalizado. Le muestro el camino prometedor, tiene buen aspecto pero lo dejamos para después de comer.
Estado actual de la ermita de Sant Marc.
Pedraforca desde Sant Marc.
Después de calentarnos un rato al sol, es hora de reemprender la marcha. Entramos en el camino tan deseado pero al cabo de 100 metros, su aspecto ya no es tan bonito y al cabo de 200 metros se pierde definitivamente en una cresta. Bajamos la cresta, inicialmente de pendiente suave pero que se hace cada vez más áspera. Pep ironiza sobre mi “camino maravilloso”. Intento conservar mi dignidad. Bajamos como podemos por escarpados caminos de ciervos en la cara norte hasta llegar a un camino de inconfundible factura humana. Lo seguimos a la derecha y sale a un collado en la cresta. Decidimos dividirnos: Pep baja por la cara sur y Carles y yo retrocedemos. Acabamos llegando a la misma pista en la que desembocamos esta mañana. Volvemos atrás, siguiendo la larga pista que da la vuelta de la Serra de Sant Marc. En el lado soleado, encontramos a Pep, radiante: “Un camino magnífico”, me dice. “Será el camino de Mas del Castell a la Bassa de Tarnes”. Todo eso gracias a mi camino falso, le recuerdo.
En su libro de itinerarios del Berguedà, C.A. Torras habla de un camino malo (para hacer con caballo, se entendía) que subía desde la Canal Llarga (en el camino desde el Estret hacia Broca) hasta el Collet de la Canal (detrás del Tossal Rodó). Desde allí se podía ir directamente a Sant Marc o bien era usado por la gente como atajo, pasando por el Mas del Castell, para ir a pie a Brocà, sin dar la vuelta del Tossal Rodó. Nosotros habíamos visto una colita detrás del Tossal Rodó en la salida del 4 de febrero pero no la habíamos podido seguir por la nieve. Nos propusimos buscar este camino. Hay un laberinto de caminos de ciervos en esa cuesta pero al final conseguimos separar el grano de la paja e identificar su trazado.
Llegamos a la pista que viene desde Cal Subirana. Nos estamos quedando sin tiempo, se acerca la hora de la clase de música. Dejamos una colita a la derecha que baja al Torrent de la Pomerassa, un valle maldito que me trae malos recuerdos de una salida que hice solo en invierno hace muchos años cuando me encontré a media cuesta con poco tiempo de luz habiendo perdido el camino. Llegamos a la cresta donde arranca el camino a l’Estret, que bajamos con toda la prisa que permiten nuestros maltrechos cuerpos.
Bajando el último tramo del camino hacia l'Estret
Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 16,5 km; 870 metros de desnivel acumulado.
Nota: Estamos hablando mucho de la Bassa de Tarnes como lugar de encuentro de caminos. No deja de ser un collado secundario y los caminos que llegan allí parecen más bien locales, llegando desde distintas casas. En cambio, por la Collada Gran, un poco más al norte, pasaba uno de los grandes caminos hacia el Coll de Pal y la Cerdanya. Yo creo que debe su importancia sobre todo a la existencia de agua.
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