Hoy será nuestra última salida al Catllaràs. “¿Pasaremos frío?”, pregunto a Pep por WhatsApp la noche anterior. “No”, contesta, sin atisbo de duda. Pero yo no comparto su confianza y me preparo a conciencia: forro polar, gorro de lana, buff, guantes, jersey, camiseta térmica de manga larga, pantalón forrado y calcetines gordos. En nuestro aparcamiento en la Canalassa, el termómetro marca 3,5ºC y pasaremos gran parte del día lejos del sol, en los bosques de la cara norte. Los colores son de otoño avanzado, las hojas no tardarán en caer.
Hoy, Pep quiere volver a la zona del Xalet del Catllaràs y acabar en El Cable. Una vez más, emprendemos el camino de la Mina del Moreno y en el segundo collado, bajamos al complejo del Teixó. Han pasado unos cinco meses desde que estuvimos aquí la última vez y sin sol y con tanta hoja muerta, parece más lúgubre que nunca. Desde la bocamina, entramos otra vez en el laberinto de caminos entre las minas e iniciamos el último camino que nos queda, subiendo un barranco hacia el Collet Fred. Queda muerto en la última carbonera pero también descubrimos una mina hundida lejos de las demás y desconocida para la ciencia.
El Teixó |
El camino al Cable |
Ahora con el calor suave del sol, desde la pista (antigua vía) que baja del Collet Fred hacia el Xalet del Catllarás, subimos y bajamos la cuesta que bordea las Roques d'Arderiu y contamos diez bocaminas, todas hundidas (incluyendo dos debajo del Xalet), y todas formando una línea recta, además de estar alineadas con las minas que suben desde Font Freda.
Oreja de oso en las Roques d'Arderiu |
Pasamos por el Xalet del Catllarás, recién restaurado pero en desuso, y seguimos bajando hacia El Cable. Otro lugar fantasmagórico lleno de estructuras que poco a poco van desmoronándose. Aunque de aspecto similar, es más grande que el Teixó, ya que concentraba la producción de las distintas zonas de producción antes de enviarla a la Estación del Empalme abajo. A eso también había que añadir la producción de una mina anexa, ahora hundida.
Distintos ámbitos del Cable |
Y el túnel para salir hacia El Teixó |
Aquí nos despedimos de Domenec hasta una próxima ocasión y comemos una vez más en el Coll de Paternoster, disfrutando del sol de noviembre hasta que un descenso repentino de la temperatura nos obliga a marcharnos.
Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 9,3 km; 400 metros de desnivel acumulado.
PD. Me voy de aquí con una impresión de enorme complejidad. En un espacio corto de tiempo, durante el primer cuarto del siglo XX, se fueron superponiendo distintas soluciones tecnológicas para sacar el carbón de una zona que presentaba múltiples retos orográficos. La dificultad para comprender las distintas etapas de esta explotación viene agravada por la falta de documentación, sobre todo del primer periodo. Toda la producción fue a la fábrica de cemento en el Clot de Moro. Aun así, fue insuficiente y tuvo que proveerse, primero de Inglaterra y, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, de las minas de Figols, a precios más altos. Finalmente, las minas fueron abandonadas en los años 20 por falta de rentabilidad, reactivándose a pequeña escala en los años 40 durante el periodo de autarquía.
Las minas del Catllaràs son un museo al aire libre y merecen una rehabilitación en profundidad, con centro de interpretación (en el Xalet?) y paneles explicativos. Por desgracia, hoy por hoy, las posibilidades son remotas, por no decir nulas.