Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



miércoles, 3 de octubre de 2018

13/7/2018 – Arderiu


Hoy estamos solos Pep y yo. Carles está en la playa, cumpliendo con su deber de padre de familia. Ya le imaginamos, el cuerpo pringoso de crema solar y helado derretido y la arena que se pega a los sitios más molestos. Niños gritando, pelotas aterrizando encima tuyo mientras intentas leer; la verdad es que ni a mí ni a Pep nos gusta la playa.

Pep lleva tiempo hablando de ir a la zona de Arderiu y Ardericó. Sus documentos hablan de una lista de casas que hoy están desaparecidas y quiere encontrarlas. La última vez que estuve por allí fue en una salida en octubre de 2014 con Carles. Había un camino que, desde la casa del Castell, pasaba por los campos debajo de Serra Pigota y acababa en la casa de Arderiu. Sin duda sería el camino que usaba la gente de esa casa para ir a La Pobla de Lillet. De este camino, salía un ramal que había quedado pendiente y que parecía dirigirse a la casa de Serra Pigota, que está más elevada.

Propongo que busquemos este ramal ya desde Serra Pigota. Aparcamos en el monasterio de Santa María y empezamos a caminar por la pista hacia la casa de Junyent. Charlando tranquilamente, dejamos la pista de Junyent para subir a la casa del Castell y luego a Serra Pigota, que parece más bien un cobertizo hecho con bloques de hormigón. La casa original ha desaparecido.

La casa del Castell. Aquí, aparte del castillo, había una pequeña comunidad en la Edad Media

Subimos el Clot de Serra Pigota hacia el Gorg de la Lleona por una pista antigua. Pistas de nueva factura atraviesan la nuestra y una la seguimos pero queda muerta cuando la pendiente no le permite continuar. Bajamos por un caos de ramas y troncos hacia otra pista, que luego subimos. En alguna parte de esta destrucción estará el ramal que seguí con Carles a Serra Pigota pero hoy no lo encontramos. Seguramente ha desaparecido. Subimos a una cresta para empalmar con el camino principal de Arderiu a La Pobla de Lillet pero en su lugar hay una pista de 6 metros de ancho que va siguiendo el trazado del camino.

En un claro del bosque, miramos hacia el norte y vemos que también se ha hecho una pista que baja desde la Collada de Tortas hacia el Pla d’Erols, debajo de Puigllançada, y todo nos indica que ha obliterado al menos parte del antiguo camí ramader. Mientras caminamos hacia el Arderiu, el mal humor de Pep va en aumento ante esta destrucción gratuita. ¿Por qué tienen que abrir la pista forestal justo encima del camino?, me pregunta. Pero la respuesta ya la sabe: es el trazado más fácil y más lógico.

Así ha quedado el camino histórico de Arderiu a La Pobla

Como aspecto positivo, el desbroce ha creado zonas abiertas donde crecen cardos y, entre los cardos, revolotea una multitud de mariposas de distintas especies. En las zonas llanas con señales de antiguos cultivos, Pep se aparta de la pista en busca de casas pero, con todo lo que se ha removido, no consigue sacar nada en claro.

Iberian marbled white (Melanargia lachesis)

High brown fritillary (Argynnis adippe)

Comemos bajo un árbol en los campos debajo de la casa de Arderiu. Es una casa arreglada, cuidada, con un jardín que claramente recibe los mimos de algún jardinero, y está celosamente protegida con vallas altas para que no entre ningún animal o humano. Pero con tanta pista nueva que le rodea, seguro que habrá perdido algo de su encanto. 

Bajamos hacia Junyent. Allí también se ha creado una pista nueva que ha aprovechado parte de una pista antigua, pero con ramales nuevos. Con tanta rama en el suelo, es inútil intentar buscar caminos antiguos. Después de sorprender a una cierva con su cría, llegamos a la casa de Junyent. Es una casa grande, con al menos dos ampliaciones. Hace bastantes años, hice una de las caminadas populares de La Pobla, que pasó por Junyent. En aquel tiempo, el pajar aún estaba en buen estado y allí se hizo el pan con butifarra para los caminantes. Hoy, parece que hace años que no viene nadie.

El pajar de Junyent, con la casa al lado

Solo nos queda seguir la pista al monasterio. Nos vamos de aquí con un mal sabor de boca. ¿Quién sabe cuándo volveremos?

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 12,5 km; 480 metros de desnivel acumulado.

PD. El día después, noto que me pica la espalda. Algunas horas después, tengo la espalda y los hombros llenos de granos y ronchas urticariantes que tardan una semana en marcharse. Como causa, la única hipótesis que se me ocurre es que cuando bajamos sin camino por el bosque cortado, Pep, que iba primero, levantó pelos de procesionaria que luego cayeron hacia atrás sobre mí. Cosas del karma …

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