Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



sábado, 21 de marzo de 2015

6/3/2015 – Caminos a Serrateix

La semana siguiente no pude salir por motivos de trabajo. Carles y Pep fueron al núcleo de Serrateix pero nunca llegué a saber qué exactamente hicieron allí. Esta semana, volvemos a estar al completo y para mi asombro, veo que aparcamos en la misma iglesia, Sant Joan de Montdarn. “¿Qué poder magnético tendrá esa iglesia?”, me pregunto.

Pero resulta que Carles ha bajado los caminos de la Minuta de Serrateix a su GPS y Pep no quiere desaprovechar la oportunidad para ligar otro tramo del camino de Cardona en este municipio, desde Sant Juan de Montdarn a Casserres. Desde la iglesia, empieza siguiendo el GR, luego se aparta, y luego se vuelve a juntar … y así hasta el límite del municipio. Bueno, pues ya está. Volvemos por otra pista; prensas, tinas, cerámica de distintas épocas desparramada por los taludes. Aquí hay mucho trabajo para los arqueólogos.

Una prensa cerca de la casa de Grataconills. La prensa se encajaba en el círculo grabado en la piedra y el tornillo se sujeta con unos hierros pasados por un agujero en la roca debajo. El mosto de uva o el aceite se acumulaba en el agujero a la izquierda.

Durante todo este tiempo, he estado caminando con un dolor muy molesto en el muslo, agravado por la semana tan sedentaria que he tenido. No lo he mencionado antes por no querer alarmar a mis lectores, pero desde que me torcí el tobillo el verano pasado, he tenido problemas musculares en el muslo que se han ido agravando con los meses. Al final, decidí que no se iba a arreglar sólo y me he puesto en manos de una fisioterapeuta.

Desde la iglesia, Pep nos manda a la cresta a buscar el camino de Sant Joan de Montdarn a Serrateix mientras él avanzará unos kilómetros con el coche nos veremos al otro lado. Vamos por la pista, Carles atento a su GPS. Tras unos 2 kilómetros, Carles deja la pista y busca la cresta para ver si ve indicios del camino. Mi misión, dice, es continuar por la pista. Al otro lado de un pequeño valle, veo una roca con unos agujeros alineados y, al lado, unos campos aterrizados de clara antigüedad. “Qué cosa más curiosa”, pienso, y saco una foto. Poco rato después, me reúno con Carles, que no ha encontrado nada, y 10 minutos después, oímos los gritos de Pep, que viene bajando de la cresta.

“Oye, Pep”, digo mientras enciendo la cámara. “Esos agujeros, ¿qué son?”. Pep mira la pantallita de la cámara y su cara se tensa. Me lanza una mirada penetrante. “¿Dónde has visto esto?”, me pregunta. “Allá atrás, delante de la pista”. “A mí no me ha dicho nada”, interrumpe Carles, dolido. Pero a Pep no le interesan las quejas de Carles. “Vamos allí ahora mismo”, dice. “Pero nos vas a hacer deshacer más de un kilómetro de camino”, protesto. “Estos agujeros son la clave de esta zona. Por fin, has encontrado algo útil”, dice Pep y se pone en marcha.

 La roca con los agujeros

Llegamos frente a la roca y dejamos la pista. El acceso no es fácil y llegamos a una roca frente a los agujeros, con un hueco rectangular debajo. En la roca donde estamos se ve unas formas cuadradas talladas. “Esto es una casa, podría ser medieval”, dice Pep. “Aquí ponían las vigas del tejado”.

“Un poco más arriba, la Minuta me pone una casa, la Muntanyeta”, dice Carles. Subimos como podemos por las rocas y las zarzas y tenemos en frente las ruinas de una casa más moderna que aprovecha los huecos entre las rocas.

Algunos de los restos de La Muntanyeta

Nos ponemos debajo de una encina a comer, cerca de la casa. Cuando nos volvemos a incorporar media hora después, noto que me falta algo: el dolor en la pierna. Volvemos a la misma pista y la seguimos hasta la carretera, donde está aparcado el coche.

Pero aún queda tiempo y Pep lo aprovecha para buscar el camino de Viver a Serrateix. Cruzamos la carretera y continuamos por la pista. Pasamos por la casa de Els Plans y debajo, en la Rasa de la Coma, el GPS marca un punto donde el camino cruza la pista. Giramos a la izquierda y subimos la cuesta, a veces siguiendo el trazado del GPS y a veces perdiéndolo, hasta llegar a la casa de Sant Feliu, donde volvemos a girar hacia la carretera. Llego al coche cansado pero sin dolor. Es buena señal.

El pequeño núcleo de Viver

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 15,3 km; 440 metros de desnivel acumulado.

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