Se acerca la fecha mágica del 9 de
noviembre. Después de que la consulta original fuera suspendida por el Tribunal
Constitucional en un tiempo récord, el gobierno catalán ha sacado una versión
descafeinada llamada “proceso de participación”. El gobierno español primero
hacía bromas sobre el tema pero al ver que la cosa iba en serio, fue corriendo
una vez más al Tribunal Constitucional. Pero ahora, con más de 40.000
voluntarios que se encargan de su administración, ya es imparable. Lo que no ha
impedido a la Soraya, como una madre preocupada por sus hijos que están a punto
de cometer una gran temeridad, advertirnos de las consecuencias legales que
podría comportar desafiar las órdenes de los tribunales.
Evidentemente, todo esto será tema de
conversación a lo largo del día pero a nivel más práctico, teníamos que dar
cumplimiento a un plan de Pep. En nuestros mapas, tenemos una zona extensa en
blanco que corresponde a la Baga de Fígols. Pep nos ha dicho una y otra vez que
allí no hay nada excepto pistas forestales pero quería mirar las aproximaciones
a un interesante camino transversal en la cara sur del Confós que vimos en la
salida del 2/5/2014.
Aparcamos el coche en la explanada de
la Mina del Curro, por donde pasamos en la salida del 25/10/2013, y subimos por
aquel camino de las marcas azules que tuvimos que dejar en aquella salida y que
sería el antiguo camino al Coll de Sant Ramón.
Salimos a una cresta y desde allí otro
camino medio difuminado se aparta de la pista, continúa por la cresta y
desemboca en una antigua zona de cultivo, una ‘artiga’ (ver Glosario). Salimos
del bosque frío de la umbría para entrar en un bosque más cálido, con los
colores de otoño tocados por el sol y una pendiente más suave.
Colores de otoño en la Baga de Fígols
En una zona llana,
unas marcas azules marchan hacia la derecha, señalando un camino que baja al norte; podría
ser el Grau de l’Albiol y lo reservamos para la vuelta. Seguimos subiendo.
Pasamos por el Coll de la Veça y luego el Pla del Pou, donde había un pozo,
ahora lleno de rocas y cubierto de ramas. Volvemos a entrar en la sombra de la
montaña. La temperatura baja, la tierra está espolvoreada de escarcha y los
charcos están helados.
Coll de la Veça
Efecto curioso producido por la congelación escalonada de un charco
Por fin llegamos arriba, en la cresta
del Confós. Aquí hay sol, calor y vistas inmensas, sobre todo hacia el sureste.
Vamos avanzando hacia el este hasta llegar a un buen sitio para comer, acompañados
por los graznidos de las chovas que hacen piruetas sobre el vacío.
La vista desde arriba, mirando hacia Picancel
Pep, al ver que estamos disfrutando
tanto de las vistas, había pensado continuar por la cresta hasta la Collada de
la Bena y luego bajar por las pistas hasta el coche desde el Coll de Sant
Ramon. Sin embargo, eso supondría renunciar al Grau de l’Albiol y optamos por
bajar en línea recta hasta el punto donde vimos las marcas. Entrego mi GPS a
Carles como experto en apuntarlo hacia waypoints lejanos y ponemos rumbo sin
camino hacia el NE. La cuesta es cada vez más empinada (“Es lo que tiene ir en
línea recta”, replica Carles a mis protestas) pero tiene la ventaja de ir
cruzando todo lo que viene en dirección transversal, incluyendo dos caminos que
algún día habrá que dilucidar y que probablemente van al Coll de Sant Ramon o
la Collada de la Bena.
En el espacio de 2 kilómetros, bajamos
300 metros hasta situarnos delante del camino de las marcas azules. Al
principio, todo discurre dentro de la normalidad pero, de repente, el camino desaparece.
A nuestra izquierda, hay un precipicio y delante una cresta empinada, donde
vuelven a aparecer las marcas. Como es mi costumbre, voy el último y, unos 20
metros más adelante, oigo a Pep que dice: “Esto no le va a gustar a Steve”. Cuando
llego a donde está él, veo que el descenso es por una pared de roca de unos 10
metros, con presas para poner las manos y los pies, y después una cuesta de
tierra de pendiente fuerte. Pep baja primero para marcar la ruta, y luego
Carles. “Espera que haya bajado yo antes de bajar tú”, me dice. Por lo visto,
piensa que voy a resbalar y no quiere ser arrastrado en la avalancha de piedras
que sin duda provocaría con mi caída. Cuando veo que ya no voy a causar daños
colaterales en caso de ir dando tumbos hacia abajo, inicio el descenso. Este ‘grau’,
de subida, sería una escalada muy fácil pero, de bajada, es una lucha continua
contra la gravedad.
El Grau de l'Albiol
Pero llego abajo sin novedad y se
reanuda el camino marcado, que desciende hacia el NW. Tras unos 400 metros,
llegamos a un cruce de caminos. Giramos hacia la derecha para descender hacia
el torrente, dejando dos caminos para investigar en otra ocasión. Cruzamos el Torrente
de Fumanya y empalmamos con un camino ya conocido de la salida del 25/10/2013 que
bordea la ribera izquierda del torrente, hasta entrar en la pista donde tenemos
el coche.
Así que resulta que aquí sí hay caminos
pero desde las pistas, es casi imposible encontrarlos. Ahora se nos ha abierto
una perspectiva nueva, con posibles caminos desde Fígols y Fumanya que buscan
los prados y los pasos del Confós hacia el sur.
Con eso, damos por concluida la salida
de hoy. 12,5 km; 610 metros de desnivel acumulado.
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