Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



sábado, 22 de septiembre de 2012

7/9/2012 – Caminos de Moripol (1ª parte)

Esta semana, Carles tampoco puede venir y Pep me da carta blanca respecto al lugar. El jueves por la noche, subiendo desde Barcelona en el coche de un amigo, le llamo con mi móvil: “Moripol”. “¿Tan lejos?”, me contesta. “Me diste carta blanca, ¿no?”. “Vale, vale”. “Hay una cosa más”, añado. “Esto de quedar tan pronto está haciendo estragos con mis biorritmos. Necesito tomar un café en condiciones. Ya que el verano está acabando, a las 8 en el Mikado, por favor”. “Concedido”, me contesta Pep, magnánimamente.

¿Cómo puedo describir el placer de tomar un café con tranquilidad en una cafetería acogedora, mirando Els Matins y repasando las novedades, en lugar de meterse a toda prisa en el coche a las 7:30, después de tomar un café indigesto en cualquier lugar, sólo porque necesito la dosis de cafeína a cualquier precio? La prueba está en que, en lugar de pasar todo el viaje en mi silencio catatónico habitual, puedo escuchar a Pep, comprender lo que dice e incluso contestarle.

Pedraforca con una nube en la enforcadura. Por la tarde, las nubes se extenderían a toda la zona y provocaría chubascos

“Ya me va bien ir a Moripol”, me confiesa, cuando giramos a la carretera de Saldes. “Podemos ir a la Farga de l’Espà”.

Aparcamos el coche debajo de Feners y caminamos hacia Cal Quel, el Molino de l’Espà y finalmente la Farga, por el camino de la Xarxa Lenta. La fragua se utilizó como tal durante la segunda mitad del siglo XVIII y luego como molino de harina. Es un edificio grande, fruto de varias aplicaciones. Todavía se puede ver la maquinaria para hacer la masa de pan, que luego se llevaba al horno en el pueblo para alimentar la importante población minera en la primera mitad del siglo XX.

La Farga de l'Espà

Una parte de la maquinaria

Decidimos seguir el canal del molino hasta su punto de unión con el río pero se alarga mucho y entramos en una zona donde ya no tengo mapa ya que el plan era ir al sur, no al oeste. Una vez visto el comienzo del canal, vemos un camino que sigue hacia el oeste; se muere en unos campos y flanqueamos sin camino por el bosque hasta llegar a las pistas entre Sorribes y Moripol. Conseguimos encontrar el camino viejo y lo seguimos hasta que entra en campos, donde empalma con la pista otra vez.

Seguimos caminando por la pista hacia Moripol, comiendo moras, que ahora están en su punto. Pep se desvía en el Clot de Moripol para buscar el pueblo medieval, ya que las casas e incluso la iglesia del vecindario actual son todas modernas. No lo encontramos y continuamos por la pista. Tenemos Moripol a la vista cuando vemos un poste indicador que nos señala hacia abajo con la leyenda “Camí ral de Moripol a l’Espà”.

El poste indicador donde quedamos a las puertas de Moripol como Moisés a las puertas de la Tierra Prometida

Decidimos parar aquí. Ya volveremos otro día para hacer más caminos en Moripol. Después de almorzar, iniciamos el descenso, primero por camino y luego por pista hasta el Coll de Feners, luego camino y luego pista. Para no ir otra vez a la Farga de l’Espà, nos desviamos por un camino tapado encima de Cal Quel y bajamos hasta llegar al coche.

Moripol, un pequeño núcleo deshabitado pero con la iglesia restaurada

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 10 km; 450 metros de desnivel acumulado.

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