Dejamos el coche en el Coll de Pendís (sí, tenemos autorización para levantar las barreras). De momento, hace una temperatura agradable pero no nos hacemos ilusiones. Bajamos el torrente hasta el Prat de les Estelles. Ya en la bajada, Pep ve un grupo de moixernons (unas setas muy preciadas que crecen al final de la primavera y principios de verano) pero resiste la tentación de cogerlos enseguida sino que los deja para la vuelta. Las setas son otra de las grandes pasiones de Pep, junto con las rocas apiladas. Desde allí, cogemos la primera de nuestras colitas que cruza la cresta para llevarnos al siguiente prado, con una cabaña moderna y una fuente. Esto va a ser un patrón que se repite en todos los prados: cabaña o barraca, fuente y, en algunos, una pleta.
Pep ya saca la bolsa para recoger setas. Pasamos al siguiente collado y bajamos al Torrente de la Mena. Seguimos diversos caminos de carboneros que suben por los torrentes. Por el topónimo, pensábamos que había una mina aquí pero no vemos rastro. Liquidamos otra colita que se adentra en el valle bajo la Coma. El año pasado, sólo habíamos encontrado el camino cerca del final. Este año hacemos el camino desde el inicio y, al igual que el año pasado, muere a media cuesta. Toca subir sin camino una pendiente áspera llena de obstáculos. Al final llegamos al prado de la Coma, Josep Maria bien agobiado por el calor. Pleta, barracas y fuentes. El año pasado llegamos aquí en nuestra última salida a la Cerdanya, el 6 de noviembre.
Pleta de la Coma; foto tomada en noviembre del año pasado
Pep se refresca en la Font de la Coma; observad la bolsa de setas en el fondo
Las vacas ya han comido toda la hierba en los prados y se han marchado. Pero han dejado sus excrementos y moscas que me esperan ansiosas. Tengo una nube de moscas alrededor de la cabeza, aunque mi sombrero las mantiene a raya. Tomamos un camino marcado de flanqueo que nos lleva a la siguiente parada, Prat Sobirà.
Prat Sobirà mirando hacia el Pas del Bou; amenazaba tormenta
Mientras yo busco un lugar donde no llegan las moscas, Pep se lanza a la caza de setas, ya lleva dos bolsas. En el vecino Valle de Pi, suben castillos de nubes, amenaza tormenta. Mientras saboreo el café que ha traído Josep María, empiezan los truenos y es hora de marchar. Caen gotas y marchamos hacia el Coll de Pendis por el Camí dels Collets, un camino transversal con trazado incierto que mantienen las vacas y que enlaza fuentes y prados por los collados. Se extiende desde el Coll de Vimboca al lado del Coll de Pendis hasta el Prat de Cadí. Caen gotas y la nube de la tormenta nos sigue pero no acaba de atraparnos. Josep María está bien contento; la temperatura ha bajado unos cuantos grados y no le toca el sol.
Cruzando prados en el Camino dels Collets
Al final, la nube se diluye y en el último prado nos separamos. Pep baja a recoger las últimas setas y yo continuo con Josep Maria al Coll de Vimboca y Coll de Pendis. Pep llega con tres bolsas llenas; no me atrevo a decir su valor de mercado pero seguro que le pagarían una buena cena. Cobro mi comisión habitual y subimos al coche.
Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 13,25 km; 760 metros de desnivel acumulado.
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