Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



domingo, 12 de noviembre de 2023

6/10/2023 – La Mina Concepción y la Mina de Font Freda

Hoy viene Domenec y estreno botas de marca buena. Será otro día de sol. Los pocos boletaires que venían a buscar setas han tirado la toalla y tendremos toda la montaña para nosotros. Hoy Pep tiene planeado un día muy completo: otra vez a la Mina Concepción puesto que Domenec no la conocía, luego al Prat Gespador, y a partir de aquí, seguir el recorrido que hicimos hace 10 años con Josep Mª Coll y que cambió nuestra visión de estas minas. Y finalmente a la Mina de Font Freda.

Pido a Pep una salida sin descensos vertiginosos para no castigar mis rodillas. “Descuida Steve”, me dice. “Solo iremos por caminos”. Y el hecho es que esta vez, Pep quiere llegar a la Mina Concepción desde abajo, siguiendo el mismo camino donde Jaume posó sobre un árbol colgado sobre el vacío. Este camino acaba en una carbonera al lado de una pista y no hemos podido ver la continuación hasta ahora.

Aparcamos en La Canalassa y subimos a la casa de Vallfogona, esta vez a un ritmo mucho más vivo que no tarda en dejarme sin aliento. “Que se jodan”, pienso, pero en inglés y aflojo el ritmo. “Ya me esperarán”. Pasamos por la casa y subimos la pista al Camp de l’Ermità, donde salimos por la izquierda para seguir el camino.

Hubo una tala no hace tanto tiempo y las ramas están tiradas en el suelo, dificultando el paso. Esto da pie a una discusión sobre el tema, que más o menos viene así. Antiguamente, los propietarios tenían que retirar las ramas cortadas tras una tala pero, como no lo hacían, se cambió el relato y ahora las ramas se dejan in situ, para hacer de compost, según la nueva doctrina. Tardan muchos años en deshacerse y, aparte de suponer un riesgo claro de incendio, dificultan el crecimiento del sotobosque y distorsionan el ecosistema.

Llegamos a la carbonera y la pista, sin rastro de la continuación del camino. Hacemos una diagonal hacia la pista de la Mina de Rotllan y de repente, Carles, que lo ve todo, ve un perfil y, efectivamente, es el camino. Lo seguimos hacía abajo hasta el enlace con la pista y luego damos la vuelta y hacemos la ruta hasta la Mina Concepción. Todos tuvimos la impresión de que cortamos el camino en el único punto donde era visible como un trazado hecho por el hombre.

El camino que bordea la roca antes de llegar a la mina ya no parece tan vertiginoso como la semana pasada y, al costado de la barraca, se inicia otra conversación sobre la preservación de la historia. Aquí, en esta mina de vida efímera y acceso difícil, se podrían contar muchas historias, de los trabajadores y de los propietarios, pero, ¿cómo hacerlas llegar a la gente? Domenec nos explica que la única persona viva que recuerda estas minas de la posguerra solo las vio de niño, cuando acompañaba alguien que llevaba provisiones. Por lo tanto, sus recuerdos son parciales y selectivos; básicamente, son los de un niño. En España, recuperar la memoria histórica a través de los testimonios de sus protagonistas ha tenido que esperar unas cuantas décadas después de la instauración de la democracia.

Entramos en el Prat Gespador desde la pista del Coll de la Ceba, cambiando las pendientes abruptas y resbaladizas por este remanso de tranquilidad y verdor. Pep busca otra barraca de aquella salida de 2011 en otro punto y, tras cierta insistencia, la encuentra. Solo se ve una línea parcial de piedras pero ahora le aventura una antigüedad mayor, incluso quizás medieval.


Otra vez en el Prat Gespador

Bajando por el hayedo a la Pleta de les Vaques

Bajamos por el hayedo, siguiendo las marcas del PR, hasta la Pleta de les Vaques y repetimos la salida con Josep Mª Coll: la chimenea, la máquina de vapor, el pozo que conectaba con la galería de la Mina del Moreno, la línea de teleféricos, la vía que salía desde una mina hundida al pie de la pequeña sierra y conectaba con la última torre del teleférico antes de lanzarse al vacío hacia Font Freda; estructuras superpuestas que marcan distintas fases de industrialización.


La chimenea asociada a la máquina de vapor que extraía el material del pozo

El pozo de la Mina del Moreno y la primera torre del teleférico

El teleférico marca una línea recta hasta la Mina de Font Freda. Desde aquí, había una galería que subía hasta la Sala de Máquinas. Bajamos hasta la bocamina, cada vez más tapada por la vegetación y ahora casi inaccesible. Y a poca distancia, un hueco rectangular, postulado hace años por nosotros como un establo pero ahora como la entrada del teleférico para entrar en la galería.

Domenec vuelve a casa y nosotros nos quedamos a comer en la cuesta soleada encima de la mina. Resisto el canto de sirena de Pep para bajar a Teixó sin camino y volvemos por el camino del PR por la Mina del Moreno. Una delicia.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 7,5 km; 310 metros de desnivel acumulado.

 

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