Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



domingo, 12 de noviembre de 2023

29/9/2023 – La Mina Concepción

Hoy, Domenec no puede venir y volvemos a ser los 3 de siempre. Pep propone buscar la Mina Concepción, pasando por Vallfogona para seguir un camino que vimos la semana pasada en la bajada de la pista del Camp de l’Ermità a la casa de Vallfogona.

Aparcamos en el cruce de pistas con el camino de la Mina del Moreno delante, que según Domenec se llama La Canalassa. Será otro día caluroso. Subimos a Vallfogona por el mismo camino que bajamos la semana pasada pero con un ritmo más pausado que me permite mantenerme dentro de mi zona de confort. Cogemos el camino, que nos lleva a una bauma larga con marcas de humo en las paredes. En el pasado, debía utilizarse como abrigo, al menos esporádicamente. En distintos puntos, también vemos aros que marcan vías de escalada.


La bauma

El camino va bordeando los campos hasta empalmar otra vez con la pista, cerca del Camp de l’Ermità. Después de proveernos de manzanas, ponemos rumbo al Coll de la Ceba. Según el mapa que le pasó Domenec a Pep, la Mina Concepción estaba justo por debajo del Coll, y aquí iniciamos la búsqueda, sin éxito. Bajamos por la ribera derecha de un pequeño torrente metido en un barranco profundo, siguiendo una pista antigua. De repente, Pep ve el color inconfundible de una escombrera y Pep y Carles cruzan el barranco. Yo me quedo al otro lado, no sea que no haya nada y hay que volver. “Ven Steve”, me grita Pep al cabo de un rato. “Hay un camino que te encantará”.

El camino de la Mina Concepción

Con cierta dificultad, bajo la pendiente y llego al otro lado. Hay las ruinas de una barraca donde habrían dormido los trabajadores, y la escombrera, pero la mina ha desaparecido. Desde aquí sale un camino que aprovecha una repisa en la roca, que sigo intentando no mirar demasiado a la derecha, y luego baja a una antigua pista. Esta pista acaba delante del mismo barranco, pero más abajo, donde hay una pequeña explanada donde los camiones habrían dado la vuelta. Esta pista a su vez baja a la pista principal que cruzaba el barranco por el puente que ya no existe. Pero nosotros lo cruzamos por un camino precario utilizado por los animales, que son mucho más ágiles que yo.

Pasamos por la mina de Rotllan y seguimos bajando. Pep nos dice que quiere volver a un llano entre el Serrat del Mig y la Serra del Llamp, por si hubiera algo que en la primera visita no viera (que hicimos antes de iniciar el blog). Tiene el topónimo del Cort dels Porcs en el mapa del ICC pero, si hubiera un corral, tengo mis dudas de que fuera allí. Yo recuerdo un llano alargado conquistado por el bosque, entre líneas paralelas de roca, y además la entrada está en la dirección contraria. Al final, Pep no tiene más remedio que hacer un giro de 180 grados y subir sin camino. Pasamos por la pendiente más empinada para cruzar por el punto más alto y con una trepada final que pone a prueba mi elasticidad mermada. Bajamos al otro lado y allí está el llano, tal como lo recordé. Aquí comemos, con los árboles delante.

Saliendo del Cort dels Porcs


Después, recorremos el llano. No hay novedades. Salimos al Prat Gespador por un paso al lado de la pared de la Serra del Llamp. “Por fin, un lugar amable”, pienso. Y saboreo la luz, la hierba y la expansión abierta y llana mientras Pep y Carles buscan infructuosamente una barraca que encontramos hace 12 años en una salida de 2011. “Quizás nos pudo más la ilusión que la realidad”, musita Pep.

El Prat Gespador

Iniciamos el descenso por el PR al camino de la Mina del Moreno pero luego Pep se desvía en la Pleta de les Vaques y baja en línea recta por la pendiente, intentando cruzar uno de los caminos que marqué en mi etapa obsesiva. La pendiente es cada vez más escarpada y es en este momento, resbalando sobre las hojas y temiendo una caída aparatosa, que me prometo, esta vez sí, comprar unas botas nuevas antes de la próxima salida. Las actuales me han durado medio año; lo barato se paga caro.

Cruzamos una carbonera pero el camino que yo vi se ha esfumado. Con mis botas sin huella, llego abajo, en el camino bueno a escasos metros de la Mina del Moreno, donde me esperan Pep y Carles y volvemos al coche. Con los colores de principios de otoño, el camino es una delicia. Nunca me canso de recorrerlo.


La bocamina de la Mina del Moreno

El camino de vuelta

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 8,25 km; 340 metros de desnivel acumulado.



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