Si yo fuera Neymar Jr., probablemente
aún tendría dos o tres semanas más de baja, recibiendo tratamientos carísimos
para volver a estar al 100%. Pero no soy Neymar sino un simple ciudadano y me
declaro apto para andar, con las debidas precauciones. “No te preocupes”, me
aseguró Pep por teléfono la noche anterior, “serán todos caminos despejados y
pistas”.
Para esta salida, Pep quería seguir el
trazado del antiguo camino de Gòsol a Moripol, marcado en el mapa de la Minuta
y ahora parte de la Xarxa Lenta. También había otros puntos de interés, algunos
marcados en un mapa del Cadí de 1922 que Carles había encontrado en Internet.
Aparcamos fuera del Hostal Franciscó y
bajamos hacia el sur por una pista amplia. Hace un día espléndido. Nos
desviamos del camino de la Minuta para pasar por el Molino de Gòsol, ahora
convertido en albergue, con un edificio al lado con una turbina que aprovechaba
el agua para hacer electricidad. Aumenta el calor.
El albergue en el antiguo molino; observad la antigua rueda de molino reconvertida en mesa
Y detrás, el viejo edificio con la turbina
Volvemos a recuperar el camino de
Moripol en el Riu de Torrentsenta y subimos hacia el Serrat dels Corners. Aquí
Pep se desvía de la pista y nos lleva campo a traviesa hasta la cima del
pequeño Serrat en busca de un poblado medieval del que tiene noticias. Allí no
está pero Carles tiene cerca en su GPS el Molino de Sal, que estaba al lado de
una mina, indicados en su mapa de 1922. Bajamos hacia los campos como podemos y
allí, en un pliegue del terreno, hay los restos de un edificio rectangular y
detrás, una surgencia de agua donde no crece vegetación y una serie de grandes
depresiones en el terreno, llamadas ‘bòfies’ en catalán. Como un auténtico
científico, Pep prueba el agua: muy salada. Carles no quiere ser menos
científico y también la prueba: muy salada. “Pruébala tú, Steve”, me invitan.
Pero me niego. Mirando los prados a mi alrededor, tengo serias dudas de que
sólo haya agua allí.
Agua que mata
Subimos la cuesta hacia el sur. No hay
camino pero sí hay rovellones, fruto de las cuantiosas lluvias, y Carles saca
la bolsa.
Botín micológico; pero a pesar de la lluvia, todavía hace demasiado calor y la mayoría de las setas estaban podridas por dentro
Tras una hora y medio cruzando campo abierto, mi tobillo empieza a
quejarse pero por fin salimos en la pista que viene de Torrentsenta hacia el
Coll de Gòsol. Allí cerca, hay un corral que anotamos y luego continuamos por
la pista otro kilómetro y medio más hasta desviarnos a la Borda del Nin Xic, un
corral y una cabaña en un amplio prado con chopos y fresnos. Invita tanto a
quedarse que nos quedamos. Siguen 40 minutos de conversación plácida mientras
comemos, contemplando el verdor del paisaje desde la sombra de los árboles, con
la cara sur de Pedraforca como telón de fondo.
La Borda del Nen Xic
Llegamos a un cruce de pistas, donde
recuperamos otra vez el camino de Moripol y las marcas de la Xarxa Lenta. Un
rótulo anuncia un plan de mejora del bosque. Aquí hay signos inequívocos de una
tala importante que ha clareado el bosque, aumentando su biodiversidad pero
destrozando el camino de Moripol, que aquí dejó la pista para subir la cuesta
hacia el Coll de Gòsol. Entre las ramas, los restos de troncos y la tierra
revuelta, sólo queda algún indicio de una curva. Vemos alguna pintada amarilla
de la Xarxa Lenta pero parece que finalmente se optó por la prudencia y se hizo
pasar la ruta por la pista. Suerte de las fresas silvestres.
Dejamos la cuesta un poco antes de
llegar al Coll de Gòsol y volvemos a bajar al cruce de pistas. Seguimos bajando
hacia Gòsol, desviándonos nuevamente para subir por el bosque hacia una nueva
borda, la Borda d’en Xisquer – un corral, las ruinas de una cabaña y un prado
llano pero sin el encanto de la Borda del Nen Xic.
Seguimos bajando hasta llegar
nuevamente al cruce en el Serrat dels Corners donde Pep dejó la pista para
buscar sin éxito el poblado medieval, incumpliendo su promesa de la noche
anterior. Ahora miramos un pequeño bosque al lado de la pista pero en la
dirección contraria y allí se ve un dibujo familiar de piedras dispuestas en imprecisas
formas circulares y rectangulares. Mientras Pep y Carles siguen explorando, yo
me siento en una piedra fuera del bosque, contemplando las mariposas y la
vista.
Pep siempre dice en momentos como
éstos que estoy desconectado. Con eso, quiere decir que dejo de mostrar interés
por las cosas que él encuentra tan interesantes. Pero en este universo todo
tiende al equilibrio y si uno se desconecta de una cosa, es para conectarse a
otra y de eso se podría hablar mucho … pero en otro momento.
En el camino antiguo cerca del camping, mirando hacia el sur
Ahora sólo queda bajar por donde hemos
subido hasta el Riu de Torrentsenta, cruzar el río y subir por el camino antiguo,
que bordea un prado lleno de jóvenes de campamento, pasa por un pequeño
desfiladero en la roca y luego entra en Gòsol por el camping Cadí Vacances.
Otra vista del pueblo medieval de Gòsol
Con eso, damos por concluida la salida
de hoy. 10,7 km; 385 metros de desnivel acumulado.
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