Volvemos a ser Pep y yo. Carles está
en la playa. Hace tiempo que Pep hablaba de ir a Gósol para seguir los caminos
de la Minuta. Es un municipio donde vamos poco, básicamente por lo lejos que
queda de Berga.
Parte del antiguo pueblo medieval de Gósol
Ha decidido empezar por el camino de
Coll de Mola, ahora parte del GR 150 y antiguo camino a Tuixen. Aparcamos el
coche a la entrada del camino, cerca del cementerio de Gósol. Hasta el pequeño
monumento llamado la Santeta, es un camino, empedrado en tramos.
Inicio del camino
Pero a partir
de aquí, es lo que llamaría un camino ensanchado y en algún momento se podría
haber hecho con vehículo. Pasa por la ermita de Santa Margarida y sube 400
metros de desnivel, cortando las curvas de la pista moderna.
La Santeta
La Iglesia de Santa Margarida
En el Coll de Mola, tomamos la pista
que lleva a la Serra del Verd. Pasamos a la cara oeste, pasando por el lugar
llamado Portell de l’Os, encima de las Roques de les Feus, y entramos en un
pequeño valle llamado Prat Salvatge. Aquí le espera un regalo a Pep: dos
cabañas de pastor y una ‘pleta’ con suficiente espacio para bastantes
centenares de ovejas. Todavía estamos en el municipio de Gósol y sería para la
gente de Gósol, ya que no hay un buen acceso desde otros puntos.
Oruga de Melitaea didyma (Spotted fritillary)
Pep siempre había sospechado su
existencia pero nunca lo había encontrado por la simple razón que nunca había
ido por esta pista. Igual que Pablo Picasso, que pasó un verano en Gósol que
fue decisivo para su etapa ocre, Pep también ha pasado por muchas etapas antes
de llegar a su esplendor actual como investigador histórico. Y en una de estas
etapas, recorrió todas las montañas de aquí por las crestas: el Verd, els
Cloterons y hasta el Cadí y evidentemente, no encontraba nada que no fueran
pinos y rocas.
Seguimos subiendo y salimos al Pla de
la Font, pasamos a la cara este y bajamos hasta una pequeña cabaña de pastor,
esta vez moderna. Seguimos bajando hasta un prado donde comemos bajo la sombra
de un pino con el pueblo de Gósol a nuestros pies y Pedraforca enfrente.
En el Pla de la Font, detrás, Pedraforca con la cima tapada por las nubes
Y aquí, en este entorno privilegiado, Pep me revela
su visión del papel del historiador en la sociedad. Conocer nuestro pasado es
clave para entender cómo hemos llegado a ser lo que somos hoy. Más allá de un
papel como docente en la escuela o universidad, Pep cree que cualquier persona
con cargo público debería tener a un historiador como asesor, para evitar que
se repitan por enésima vez los errores del pasado y mirar más allá del
corto plazo. Una visión utópica, dirán
algunos.
Pero es hora de emprender el camino de
vuelta. Bajamos por una fea pista cortada en línea recta por la cresta (¿para
subir el ganado más deprisa a los prados?) y entramos en la pista que nos
llevará al coche.
Bajando hacia Gósol
Caminando por esta pista, me llega un
SMS de mi ex socia. Una traducción corta pero muy urgente. Miro a mi alrededor;
me faltan medios. “¿Cuánto nos falta para llegar al coche?”, pregunto a Pep.
“Media hora, caminando rapidito”. Llamo a mi ex socia: “Lo podré entregar sobre
las 5”. Pep alarga la zancada, acorta el bastón, lo coloca bajo el brazo como un bastón de mando militar y adopta un andar más marcial. De repente, veo que estoy quedando atrás. Troto
hasta atraparle otra vez pero en cuanto dejo de correr, me deja atrás. Así que
no me queda más remedio que seguir trotando a su lado. Y así durante más de un
kilómetro. Creo que fue la parte de la salida que más disfrutó Pep. Lástima que
no había nadie para filmarlo.
Con eso, damos por concluida la salida
de hoy. 13,6 km; 610 metros de desnivel acumulado.
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