Está resultando imposible sacar a Pep
de Vallcebre. Sufro por mis lectores por la falta de atractivos turísticos pero la verdad es que desde hace tiempo
estoy llenando mis mapas con rayas rojas en unos cuantos lugares donde antes
había muy poco.
En la carretera de Saldes, pasada la
bifurcación a Vallcebre pero bastante antes de llegar a Maçaners, se ve a la
izquierda una gran pared de roca blanca, es la Roca de Castellar. Hace unos 6 ó
7 años, antes de empezar el blog y antes de saber que existían los mapas de las
Minutas, habíamos explorado un poco a ciegas la periferia del municipio de
Vallcebre, simplemente porque lo teníamos todo en blanco en los mapas. En esas
salidas, habíamos visto un camino que bajaba desde los campos cerca de la casa
de La Muga hacia la carretera de Saldes.
Pep proponía dividir la salida en dos
partes: primero, dilucidar los caminos a Vallcebre bajo la Roca de Castellar y luego
buscar la casa de Ca l’Esgarrifós, en el camí ral de Gòsol, hoy la Ruta de
Picasso.
Aparcamos el coche en la carretera
pasado el cruce de Vallcebre. El hombre del tiempo había pronosticado frío y
viento del norte. Frío hay pero viento no; hay placas de nieve helada de una
nevada anterior por todas partes.
Anotamos los restos de una torre del
teleférico que bajaba de l’Espà a
Hostalet, al lado mismo de la carretera, nos adentramos en el bosque y
enseguida vemos las marcas amarillas de la Xarxa Lenta. La verdad es que el
Ayuntamiento de Vallcebre ha trabajado mucho en la recuperación de caminos
antiguos y ahora dispone de una red muy completa, integrada en la Xarxa Lenta.
El camino de La Muga
Viendo como Pep y Carles se afanan en fotografiar una pila de piedras que antes era una barraca (o quizás algo más antiguo, dicen ellos), no puedo reprimir una sonrisa. “Eso que hacemos nosotros, eso es lo que perdurará y pasará a la historia, no esa crónica de trivialidades que escribes tú”, me dice Pep. “Te equivocas”, contesto. “Algún día harán una película basada en mi blog”. “Sí”, añade Carles. “Y mi papel lo hará George Clooney”. Ya veremos quién se ríe el último, pienso.
Estamos sobre el camino de la Minuta. Pasamos entre campos aterrazados perdidos en el bosque y luego ganamos altura, pasando al pie de la Roca de Castellar. Es un camino muy recomendable y nos lleva directo a la Muga. ¡Pero no es mi camino! En la subida, dejamos otro camino que marcha hacia abajo y que probablemente enlaza con él.
Pasando al pie de la Roca de Castellar
Salimos en los campos de La Muga. Me
detengo un momento para sacar fotos y al volver a emprender la marcha, resbalo
sobre una placa de nieve helada y caigo como un saco de patatas al suelo.
Suerte que hice judo de niño y lo único herido es mi dignidad.
La vista hacia el norte desde el Pla de la Perdiu
La casa de La Muga
En La Muga, una casa habitada, el
camino continúa hacia Vallcebre pero nosotros damos la vuelta. Vuelvo a resbalar
sobre la misma placa de hielo pero esta vez consigo mantenerme de pie. Seguimos
el camino que dejamos en la subida y efectivamente enlaza con el camino que
vimos hace tantos años ya, que sale en el Pla de la Perdiu. No ha cambiado
nada.
Volvemos a bajar, llegamos a la
carretera y cruzamos, entrando en la pista que va a la casa de El Solà y ahora
parte de la Ruta de Picasso. Pep aún alberga esperanzas de encontrar el camino
desde Sant Julià de Freixens hasta Vallcebre. En la última curva de la
carretera antes de llegar a Sant Julià de Freixens, se mete en el bosque y por
fin lo encuentra: un surco inconfundible que sigue una amplia cresta. Lo
seguimos hacia arriba, entrando nuevamente en la carretera donde lo estuvimos
buscando infructuosamente hace dos semanas y donde las obras de la carretera se
encargaron de borrarlo. Damos la vuelta y lo seguimos hacia abajo, cruzando la
carretera de Saldes y entrando en la pista que va a Sant Julià de Freixens.
La iglesia de Sant Julià de Freixens, con las montañas del Catllaràs detrás
La 'Tumba de la Señora', en el cementerio de la iglesia. Sus orígenes son medievales; observad el dibujo a la izquierda
Almorzamos en los bancos al lado de la
iglesia de Sant Julià. Con energías renovadas, ponemos rumbo hacia el oeste
para buscar Ca l’Esgarrifós. En un punto donde la pista que va a El Solà gira
hacia el norte, el camino antiguo continúa hacia el oeste, subiendo una pequeña
cuesta, y allí abajo, se ve una forma cuadrada de dos hileras de piedras, que
es todo lo que queda de la casa de Ca l’Esgarrifós.
Los restos de Ca l'Esgarrifós
Este tramo de la Ruta de
Picasso es quizás uno de los mejor conservados, con muros a cada lado para
separarlo de los campos y un poco del empedrado original. Intento ponerme en la
piel de un viajero de ciudad subiendo a lomo de mula, pasando al lado de esta
humilde casa. Intento imaginar un mundo sin pistas forestales y sin carreteras,
los caminos no están señalizados pero siempre están limpios, conservados y
reparados por los propios habitantes, los montones de piedras son casas con
gente que entra y sale de ellas, y los campos son labrados. Por debajo de esta
pátina bucólica, también habría la pobreza, la falta de recursos, mala salud,
el poder del cacique local y una minería incipiente que empezará a transformar
el paisaje.
Y el camino que sube detrás de la casa
Mi viaje en el tiempo dura 300 metros,
cuando el camino vuelve a entrar en una pista, ya muy cerca del coche.
Con eso, damos por concluida la salida
de hoy. 10,2 km; 480 metros de desnivel acumulado.
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