Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



martes, 16 de octubre de 2012

5/10/2012 – La Torre de Foix

Fiel a nuestra promesa, volvemos a la pista de las torres de alta tensión encima de los edificios mineros de Figols. Hoy, hace un día espléndido. La intención era acabar el camino que baja de la Torre del Far que tuvimos que dejar a medias la semana pasada y también, si es posible, buscar otro camino que subía a la Torre de Foix, aunque no tenemos grandes esperanzas de encontrarlo.


Aquí, quisiera hacer un inciso. Desaconsejo absolutamente el Canal Industrial como ruta senderista. Hay un camino que lo bordea pero está pensado únicamente para trabajos de mantenimiento. En algunos lugares es muy amplio pero en otros es una repisa estrecha de hormigón colgada sobre una caída de 20 ó 30 metros con sólo un cable como pasamanos. También cuando el canal baja lleno, una caída al agua puede tener consecuencias nefastas, ya que una vez dentro del agua, no es fácil salir. Nosotros lo seguimos porque (i) nunca lo hemos hecho y queremos conocerlo todo, (ii) es parte de la historia de esta comarca y aún quedan restos de la época de su construcción, y (iii) sobre todo, porque los caminos existían antes del canal y tenían derechos consolidados y cuando el canal cortaba un camino, había que construir un puente, lo que facilita enormemente su localización.

Uno de los puentes sobre el Canal Industrial que indica la existencia de un camino

Llegamos al Canal Industrial y giramos a la derecha, hacia Figols, para acabar de ver su trazado. Al cabo de unos 500 metros, desaparece en un túnel y lo dejamos allí. Un camino nos lleva a una de las torres eléctricas al lado de la pista, que volvemos a bajar.

He tenido una semana muy dura, peleando con unas traducciones especialmente difíciles y hoy, con este día tan soleado, tengo una sensación de liberación, lo mismo que debe sentir un perro cuando por fin se le saca a pasear por el campo.

Desde que nos reunimos en el Mikado, Pep y Carles han estado hablando de documentos, del estado de abandono de los yacimientos arqueológicos y otras cosas serias. Yo, por mi parte, me dedico a llenar mis sentidos, incluido el sexto, con sensaciones y no puedo evitar confesar lo que ya debían sospechar todos: “Aquí vengo para divertirme”. Sorprendentemente, Pep se muestra comprensivo: “No creo que sufras por el desnivel hoy”, me confía, con una sinceridad convincente.

Seguimos nuevamente el Canal hacia Guardiola y, en una entrada en un túnel, vemos un camino que sube en la cresta que baja desde la Torre del Far. Con más o menos dificultad, lo vamos siguiendo por un fuerte pendiente hasta situarnos al pie de la roca que Pep dijo que yo no pasaría. Pero yo no veo una pared vertical sino una cosa bastante asequible y así se lo hago saber. “Pero no es lo mismo de bajada que de subida”, matiza Pep.

Una vez hecho el enlace, volvemos a bajar al Canal y seguimos el mismo camino de bajada hasta un promontorio encima del río, donde lo dejamos. Continuamos por el Canal, anotando algunos puentes y uno en particular que promete y un par de hornos de cal construidos para hacer mortero para las obras del Canal. Llegamos a la carretera y damos la vuelta.

Empezamos a subir ese camino que prometía. Al poco rato, llega a una carbonera pero no acaba allí, como pensábamos, sino que continúa, buscando una vía para superar las rocas y luego entra en un barranco que baja en diagonal desde arriba, subiendo con eses interminables. No hay duda que estamos haciendo historia, recuperando el trazado de un camino histórico y prácticamente olvidado pero, abriendo paso por la vegetación, la subida es agotadora. Tras 230 metros de desnivel, por fin salimos a los campos de la Torre de Foix. Mirando mi cara de extenuación, Carles me pregunta: “¿Así que sólo vienes para divertirte?”. Bueno, por otras cosas también, supongo.

La Torre de Foix con la iglesia de Sant Climent

La Torre de Foix es una casa grande que esconde en su interior una torre medieval que, entre otras cosas, vigilaba el camino que sube desde el Collet y pasa por el Grau de Sant Climent hacia Vallcebre.
Pep empieza sus clases de música hoy y tiene que volver a una hora razonable. Decide que será más fácil volver por la carretera que deshacer la subida.

Un rincón de belleza natural y geológica en un paisaje todavía dañado

Nos encaminamos hacia El Jou pasando por el paisaje rascado de la antigua explotación a cielo abierto. En El Jou, buscamos la carretera y entramos en Sant Corneli. Hay un solo autocar aparcado en el Museo de las Minas y en el restaurante, se oye el acordeón que seguramente está animando a los pensionistas que han venido a cantar y bailar.

El Museo de las Minas de Sant Corneli

No queremos estropearles la fiesta y buscamos el pequeño parque pasado el parking. Aquí almorzamos. Unas prensas medievales han sido juntadas para formar una escultura moderna, dando fe del pasado vinícola de la zona. “Que salga en tu blog”, me conmina Pep. “Oído”, le digo.

Prensas de viña convertidas en escultura

Después de comer, sólo nos queda bajar la carretera hasta el coche.

Vista del Berguedà post-industrial, con los edificios de las minas de Figols, la torre del Conde de Figols, la central eléctrica (ahora parada definitivamente) y el pantano. Hace no tantos años, esto era un hervidero de actividad.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 14,4 km; 585 metros de desnivel acumulado.

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