Inmersos en la polémica, llegamos a Hospitalet y aparcamos el coche. Hace un día muy desapacible y las montañas están medio tapadas por las nubes.
Coll de Jou perdido en las nubes cuando bajamos del coche
Pasamos por los perros que ladran y nos adentramos por la pista por la que antes bajaban la barita de la Bòfia. Anotamos un cargador que recibía el mineral desde un teleférico y subimos por el PR hacia Claper. De momento, no hacemos caso de los caminos que marchan hacia la derecha porque nuestro primer objetivo es buscar el trozo de camino antiguo que nos faltaba la semana pasada entre Claper y la Roca-Sança. Tras algunas dudas encima de Claper, vemos un zigzageo familiar que, aunque más tapado, nos lleva justo al punto que habíamos visto encima del Camp de Teixó. La hazaña es gloriosa pero no somos los únicos que lo han descubierto: en la subida vemos excrementos de caballos y vacas. “No hay secretos para estos”, pienso.
Bajamos al Camp del Teixó y nos plantamos delante de un camino que vimos la semana pasada que se adentra en el Canal de la Miquela. “¿Lo miramos?”, pregunta Pep. “Para eso estamos”, replico con voz firme. Seguimos un camino tapado y accidentado que yo jamás haría solo que finaliza en el Clot de Roca-Sança, con carboneras y los restos de una barraca de piedra. Eso sí, el hayedo está precioso. Damos media vuelta, pasamos el Claper y continuamos por el camino por donde venimos, desviándonos para subir al Planell de la Foradada. Al final del prado, un camino de cresta sube primero a la Pleta de la Foradada y luego a un camino transversal que, por el oeste, marcha hacia el camino de Coll de Jou y por el este, hacia el Torrente del Serrat Gran.
Pleta de la Foradada
Un detalle de la vista donde comimos
Vamos primero hacia el oeste. Lo mantienen los cazadores pero sigue siendo muy precario. Llegamos a un promontorio donde comemos. Abro la última botella de cerveza inglesa hasta mi próximo viaje. Mi valor en el equipo perderá muchos puntos a partir de ahora. Mientras Pep continúa hacia el camino del Coll de Jou, yo me quedo disfrutando de la vista (es que todavía estoy malito del pie, ¡aunque va mejorando!). Al cabo de media hora, Pep vuelve. El camino se perdió antes de llegar al camino de Coll de Jou, aunque se podía llegar sin camino.
El Moixeró, cortado por las nubes
Damos media vuelta y recorremos el camino al otro lado. En este sentido, el camino está mucho más despejado y lo usa el ganado para llegar a zonas de pastura. Llegamos al final del camino y pasamos a la umbría en busca de las pistas de desembosque debajo del Mirador del President. Ahora podemos ver todo lo que hemos hecho desde el otro lado.
El camino hacia el Torrente de Serrat Gran
En la pista, la Naturaleza vuelve a regalarnos con una abundancia de fresas. Ya llevamos un mes comiendo fresas y aquí, a 1.700 metros y mirando hacia el norte, hemos llegado justo a tiempo para pillarlas en su punto. Nos lanzamos al expolio. Delante nuestro una capa de nubes planas da a las montañas una falsa apariencia de meseta pero ahora poco a poco se van levantando y vemos el resto de las montañas detrás.
Otra vista del Moixeró y el valle de Hospitalet, con la capa de nubes planas
Detalle de uno de los canales que suben hacia Tossa d'Alp
Entramos en la zona activa de tala y bajamos por pistas y caminos de arrastre de troncos hasta llegar otra vez a Hospitalet.
Vista de la casa de Hospitalet al volver al coche
Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 14 km (16 km para Pep); 900 metros de desnivel acumulado (1.050 metros para Pep).
Cuando llego a casa, me entero que un joven noruego ha protagonizado un masacre en su país.
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