Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



domingo, 11 de octubre de 2020

30/9/2020 – Puig Miró

Desde la jubilación de su responsable, el archivo de Berga ha estado cerrado al público. Pero ahora, y hasta que se llene la vacante, subirá un archivero una vez por semana, que resulta que cae en viernes. Pep nos propone, al menos temporalmente, pasar las salidas a los miércoles. Como todos somos dueños de nuestro tiempo, accedemos.

Hoy Pep quería cruzar el Merdançol y explorar la otra ribera. Tenía noticias de una casa, Roca Roja, y quería encontrarla. También le hacía ilusión llegar a la cima de Puig Miró que, con 1.300 metros, es el punto más alto del municipio de Sant Jaume de Frontanyà. Yo había estado un par de veces por esta zona, solo o con Carles, pero Pep la desconocía en gran parte.

Aparcamos en el sitio habitual en La Tellola. Ahora ya no estamos solos, hay otro coche, y ya hemos notado cierto tránsito de coches con boletaires jubilados, solos o acompañados. Cruzamos la riera de Merdançol y subimos la pista al otro lado. Vemos que marcha un camino que sube por la cresta. Lo perdemos casi enseguida al desviarnos de la cresta y no lo recuperamos hasta poco antes de llegar a una explanada que marca el final de una pista. Allí Carles, que lo encuentra todo, ve unas tejas en un rincón y Pep deduce que la pista aniquiló la casa.

Por razones que no me acaban de quedar claras, Pep renuncia a seguir la pista, donde yo tenía otros caminos marcados, sino subir la cresta. Luego, al bajar el track a los mapas del Institut Cartogràfic de Catalunya, veo que la cresta marca el límite entre los municipios de Sant Jaume de Frontanyà y Borredà.

Empezamos a ver rovellones por aquí y allá. Incapaces de resistir la tentación de lanzarse al expolio, Carles y luego Pep sacan bolsas y empiezan a recoger setas, ajenos al abismo que de tanto en tanto se abre a nuestra derecha. Al final, yo también les ayudo a llenar sus bolsas, reclamando mi derecho a participar en el botín.

Mirando hacia el castillo de Palmerola en la subida



Y mirando hacia Berga

Tras hacer 200 metros de desnivel desde los restos de Roca Roja, llegamos a la cima de Puig Miró. En realidad, es una plataforma amplia rodeada de árboles que obstaculizan las vistas. Habiendo cumplido el trámite, bajamos hasta un punto ideal para disfrutar de la temperatura suave del mediodía. Acabado el bocadillo, anuncio que tengo una bolsa libre y me pueden dar mi parte. Así no les pesará tanto en la bajada (después de dejar que carguen con todo el peso en la subida).

Pero Pep tiene otros planes. “Todas las setas que cojamos hasta llegar al coche serán para ti”, propone. A primera vista, parece un buen trato y acepto. Iniciamos el descenso por antiguas pistas de arrastre de troncos y entramos en una zona donde predominan las hayas. Mal sitio para encontrar setas. Después de 15 minutos, Carles encuentra un rovellón y estrena mi bolsa. Poco después, Pep encuentra dos más. “Ya empieza a pesar, ¿eh?”, dice Pep, con su mejor sonrisa de estafador.

Debo tener unos 10 o 12 rovellones en la bolsa cuando no puedo reprimirme más. “Os veo poco motivados. Creo que habéis venido aquí a propósito para estar más relajados”. Pep pone aire de ofendido. “¡Qué desagradecido! Encima que estamos trabajando para ti”. Pero, sea como sea, mi bolsa empieza a llenarse más deprisa y no tardo en declararme satisfecho con la cantidad recogida, aunque sin llegar al volumen que ocupan las bolsas abultadas de Pep y Carles.

Vamos pasando por algunas carboneras y caminos transversales en el descenso, el primero en la cota de 1.100 metros. Lo sigo en ambas direcciones; tiene buena pinta pero, tan arriba, no veo un destino claro. Otro muy marcado a 1.050 metros, que se bifurca para continuar hacia el noreste a distintos niveles. Este camino ya lo tenía empezado más hacia el oeste y nos lleva directamente a la explanada de pista que antiguamente era la casa de Roca Roja.

Desde aquí bajamos por la cresta para marcar correctamente el trazado del camino de La Tellola a Roca Roja. “Para que no se estropeen, hiérvelas suavemente en su propio jugo y luego a la nevera o congelador”, me aconseja Carles, experto en la conservación de setas. “Así lo haré”, prometo.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 7,4 km; 400 metros de desnivel acumulado.

No hay comentarios: