Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



miércoles, 9 de septiembre de 2020

21/8/2020 – Picanyes

Resulta que Pep había leído mucho sobre la casa de Picanyes y su molino pero nunca los había visitado. Yo sí, en una exploración solitaria en otoño, mucho antes del blog, y así lo pude demostrar con mis mapas. Pero solo recordaba el estanque del molino y escasos restos de un muro detrás. Mientras viajábamos una vez más por la carretera de Borredà y Sant Jaume de Frontanyà, Pep nos explicó que la casa había sido adquirida por la familia Vagués en el siglo XVIII, y poco después construyeron el molino. Presumiblemente para pagar deudas, la casa fue vendida en el siglo XIX y toda la familia se trasladó al molino y cambió de oficio. Hoy, de la familia y su patrimonio, solo quedan las menciones en las actas notariales.

Volverá a hacer calor hoy y por eso Pep ha propuesto una salida en “petit format”, con pocos kilómetros y objetivos limitados. Aparcamos en el cruce de pistas cerca del Santuario del Oms. Pero enseguida volvemos a bajar a la carretera porque Pep quería buscar el trazado de Sant Jaume de Frontanyà al Santuario, que no aprovechaba el camí ral a Borredà sino que seguía una ruta propia. Encontramos algunos restos bajo la carretera que siguen una línea recta mientras la carretera hace una curva amplia y Pep se declara satisfecho.

Volvemos al cruce de pistas y caminamos hacia las casas de Les Lloberes. Nos desviamos brevemente para seguir otra microrruta que era el camino que venía de la casa del Oms para enlazar con el camino principal. En nuestra época inicial de identificar los grandes caminos (gracias inicialmente al libro de C.A. Torras), todas estas pequeñas derivaciones eran dejadas de lado en nuestro afán de hacer cuantos más kilómetros mejor.

Continuamos por la pista principal y 200 metros después, les muestro el camino que había encontrado hace tantos años que bajaba al molino. La primera novedad es que mi “camino” es en realidad un canal que llevaba agua desde el Torrent del Juncar al molino. Sin embargo, al seguirlo, vemos que se muere muy encima del molino. En todo el trayecto, yo había ido insistiendo en que el molino tenía su propio estanque y no necesitaba un canal. “Para regar los campos, ¿entonces?”, musita Pep.

El estanque ya lo vemos abajo pero antes de ir al molino, hacemos dos microrrutas más: el camino del molino a Sant Jaume de Frontanyà en el tramo hasta la pista de Les Lloberes y el camino del molino a la casa del Oms. Mientras vamos bajando por última vez hacia el molino, les advierto que queda poca cosa del edificio, recordando el trozo de pared que había visto desde el otro lado del estanque.

El estanque del molino de Picanyes. El edificio estaba escondido en la vegetación en frente

Efectivamente, al llegar al lugar donde estaba el molino, lo vemos totalmente tapado por la vegetación, de la cual solo se asoman unos pequeños restos. “Lo veis”, digo triunfalmente. Carles aparta la vegetación y se ve un paso estrecho que baja al lado de un imponente edificio de tres plantas, adosado a la pared de roca del salto desde el estanque.

“Mientras estabas contemplando los reflejos de los colores otoñales en el agua del estanque, ¿no se te ocurrió mirar si había algo más?”, me pregunta Pep, incrédulo. “Estaba solo”, justifico, con poca convicción.

Entrada en la planta superior del molino

Y la salida de agua abajo

Después de documentar el molino, ponemos rumbo a la casa de Picanyes. Encontramos el camino de conexión con el molino al segundo intento. Es una casa grande, con un gran pajar. Su categoría es muy diferente de las casas perdidas en el bosque de la semana anterior. 

La casa de Picanyes


Y el entorno

Aquí decidimos comer y buscamos la sombra de un árbol frondoso, con la casa de Picanyes en el primer plano y el Santuario del Oms al otro lado del valle. Una vez descansados, buscamos la pista de Les Lloberes y volvemos al coche.

El Santuario del Oms desde Picanyes

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 6,5 km; 170 metros de desnivel acumulado.

PD. El día siguiente, amanezco con la espalda cubierta de granos urticariantes, desde las axilas hasta la cintura, que tardaron varios días en marcharse. ¿Qué me cayó encima desde aquel árbol en Picanyes?

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