Pep ha descubierto los libros notariales del siglo XVII y XVIII que ha cedido el Registro de la Propiedad al Archivo Comarcal, repletos de información sobre compraventas de terrenos, hipotecas y préstamos y su entusiasmo se ha contagiado a Carles, que está investigando para un capítulo del libro de La Valldan. En el Mikado, intercambian anécdotas y trucos para sacar datos pero no puedo evitar la sensación que esto no va conmigo.
Aparcamos el coche en La Pobla y emprendemos el GR4 hacia Falgars. En el Primer Grau, tomamos el camino hacia la izquierda, ahora parte de la Xarxa Lenta y que, en teoría, nos tendría que llevar directamente a la zona minera.
Camino desde el Primer Grau
Mientras flanqueamos hacia el Regatell, confieso a Carles que no me siento capaz de pasar horas leyendo esos documentos. “No te preocupes, Steve”, me consuela. “Tienes muchos talentos”. “¿Ah sí?”, replico. “Pues cuando paremos para comer, me los vas a decir todos”.
Con la autoestima más alta, cruzo el Regatell con paso esperanzado y firme. La Xarxa Lenta marca hacia la izquierda pero nosotros seguimos un camino hacia la derecha y entramos en la zona llamada Les Marrades. Siguiendo pistas y fragmentos de caminos, llegamos al Collet del Saldó, donde Pep ve un camino que baja hacia atrás y lleva a Carles (el actual portador del GPS) para marcarlo. Solo en el Collet, me entretengo a mirar el paisaje y escuchar los pájaros, luego fotografío unas flores y finalmente como un sándwich. Aún no han vuelto. ¿Habrán decidido pasar de mí y buscar caminos por su cuenta? Pero cuando estoy a punto de dar el paso irrevocable de marcharme de ese lugar, oigo sus voces. Me cuentan que han seguido un camino importante que precisamente da al lugar su topónimo, Les Marrades o camino con muchas eses.
Genciana acaule en el Collet del Saldó
Falgars con Pedraforca detrás
Desde el Collet del Saldó, subimos por un camino hasta llegar a la pista del Xalet de Catllaràs. Pasamos por la Mina del Cable, esta vez sin el toro. Allí, vemos nuevamente las marcas de la Xarxa Lenta que seguramente bajarán a la Mina de l’Artiga de Capdevila.
Pep con el pose clásico del excursionista curtido desde el túnel del Cable
La bocamina de El Cable
Arranque del teleférico hacia El Empalme en la carretera de La Pobla
En un collado, paramos para comer y una vez acabados, saco la libreta. “Empecemos”, conmino a Carles. Más que talentos, me enumera una serie de cualidades y defectos. Resulta que soy sensible pero pasota, constante pero errático. Cierro la libreta con irritación. Así no vamos a aclarar nada.
Volvemos a las marcas de la Xarxa Lenta. Empieza como un camino amplio que va pasando por las torres del teleférico. Al cabo de un rato, divide. Un camino no señalizado continúa hasta entrar en los campos de la Artiga. El otro, marcado pero más estrecho y empinado, pasa por más torres hasta llegar a la mina, que está situada en una explanada amplia. Desde la bocamina, sale una riera y con lo verde que está todo y el sonido del agua, da un aire muy apacible.
La Mina de l'Artiga de Capdevila
Base de una de las torres del teleférico
El camino de la Xarxa Lenta sigue bajando hasta entrar en los campos que ocupan huecos entre un caos de rocas. No deja de impresionar ver hilera tras hilera de campos, con los muros de los bancales formados por grandes bloques de piedra recogidos de las cuestas.
Campos de l'Artiga de Capdevila
En un collado, el camino entra con una categoría indiscutible en el Rec del Serrat Pinós hasta salir a la pista de La Pobla. Caminamos por la pista hasta entrar en La Pobla de Lillet por el barrio de Corominas.
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