Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



miércoles, 8 de octubre de 2025

3/10/2025 – Regreso a Sant Julià de Cerdanyola (4ª parte)

Carles me dice que hay 150 barracas en el municipio, según su catálogo. Al ritmo actual de 3 o 4 en cada salida, nos quedan meses aquí. Otra novedad es el regreso anunciado de Pol la semana que viene, una vez recuperado de su lesión.

Pero basta del futuro. En nuestro aparcamiento, recojo una castaña de Indias del suelo. Aquí, el castaño de Indias es un árbol ornamental, plantado habitualmente en parques, quizás porque da mucha sombra, pero en Inglaterra es un árbol común que crece un poco por todas partes. Como Proust con su madalena, de repente estoy transportado a una parte de mi infancia que había olvidado: el juego de ‘conkers’. Consiste en atravesar la castaña con una brocheta y luego pasar una cuerda que se anuda a la salida del agujero. Luego los contrincantes se turnan suspendiendo su castaña mientras el otro intenta romperla a base de castañazos con la suya.

Así es cómo se juega a 'conkers'

Intento explicarlo a Pep y Carles pero su mirada perpleja me hace intuir que no acaban de ver el atractivo de este juego. “Los ingleses sois muy raros”, concluye Pep. Después, en casa, mirando en Internet, veo que no solo no ha muerto sino incluso hay campeonatos nacionales disputados entre adultos.

Bajamos por la carretera hasta llegar al desvío indicado para ir al Forcat, donde hay una bandera que se cambia cada año con ocasión de la Festa Major en septiembre. Iniciamos la subida. Tengo la impresión que el camino estaba más cuidado antes. 


Subiendo hacia El Forcat

Tras unos 80 metros de desnivel, dejamos el camino para hacer un flanqueo por un bancal hacia la primera barraca del día. Pep da por supuesto que me quedaré esperando en el camino, pero no! Aún estoy fresco y me lanzo. Sigue una travesía difícil con las múltiples trampas que ya conozco pero encuentran la barraca que buscan. Tras un largo rodeo, volvemos al camino del Forcat.


Dónde está la barraca?

Poco después, llegamos al Forcat. Consiste en dos rocas separadas por un ‘gran paso para la Humanidad’ para llegar a la bandera. Invito a Pep y Carles a subir – igual han acondicionado mejor el paso sobre el vacío desde la última vez que subí – pero nadie se apunta. Detrás, recordaba un camino de animales que pasaba a la umbría y moría a los pocos metros en una especie de abrigo bajo la roca.


Llegando al Forcat

Seguimos este camino y, para mi sorpresa, continúa. Aparentemente un camino de animales, alguien lo ha limpiado lo suficiente, por razones que desconocemos, para que una persona pueda pasar. Pero no deja de ser precario y soy muy consciente de un precipicio de unos 100 metros a mi izquierda, a veces tapado por la vegetación, a veces a la vista. Tras unos 400 metros, el camino desciende con fuerte pendiente hasta el fondo de un barranco. Pep y Carles, que ya han bajado, me dicen que el camino continúa bajando por el fondo del barranco y luego sale para continuar flanqueando. Pero yo he tenido suficiente y me niego a continuar.


Por aquí me querían hacer bajar

Como la prioridad son las barracas, Pep acepta dar la vuelta. Ahora tengo el precipicio a 1 metro a mi derecha, pero conseguimos llegar al Forcat sin novedad. Pep y Carles bajan en línea recta hacia Les Esposes pero yo busco un descenso más suave y voy bajando por bancales en dirección al pueblo.

Aquí noto una tendencia muy curiosa. Todos los bancales tienen una salida muy amable hacia el pueblo pero cuando doy la vuelta para reencontrarme con los otros, todo son obstáculos: paredes de 3 metros, árboles y arbustos que obstruyen posibles salidas, y, sobre todo, una espina dorsal de roca que me impide cambiar de vertiente. A veces les veo, incluso nos saludamos, pero no consigo pasar.

“Ven al pueblo, Steve”, me parecen decir los bancales. “Olvídate de esos egoístas. Vayamos al bar y recordemos los fines de semana felices que pasaste aquí antes de exiliarte de Barcelona y mudarte a Berga”.

Pero con un último esfuerzo y una pequeña trepada, consigo pasar la columna de roca y me reúno con los demás en otra barraca. Aquí comemos y después, seguimos un hilo de camino que nos lleva hasta la carretera y el pueblo.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 4,9 km; 240 metros de desnivel acumulado.