Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



jueves, 16 de diciembre de 2021

5/11/2021 – Les Fonts

Si la semana pasada hicimos todo lo que era al este del Pantano de Espunyola, esta semana Pep quiere recorrer el lado oeste. El jueves le había explicado mi cansancio existencial de la semana anterior y le pedí que no fuera tan ambicioso.

Hoy parece que hará buen tiempo. Esta vez, nos acompaña Rosa. Aparcamos en el mismo sitio y nada más bajar el coche, Pep sube sin camino, casi en línea recta. Hacemos casi 100 metros de golpe pero, para mi gran sorpresa, me voy encontrando bien.

Llegamos a la casa de Paredada, metida en un hueco entre rocas que la protege del viento. Es de época moderna y miro las ruinas sin interés. Sin embargo, la casa medieval del mismo nombre, que aprovecha una balma unos 100 metros al sur, me parece mucho más interesante y escucho las explicaciones de Pep mientras Rosa toma notas.


La casa medieval de Paredada

De ahí pasamos a la Cingle de Malla, con unas vistas magníficas, los robles que empiezan a cambiar de color y las rocas rojizas del acantilado. Hoy va a ser un buen día. Felicito a Pep por acertar en el ritmo de caminada. “Pero si voy al mismo ritmo que siempre”, me contesta extrañado.

Una pequeña parte de la vista desde la Cingle de Malla 

Pasamos al Salt de Sallent, un precipicio por donde baja agua cuando llueve mucho, y la balma-vivienda detrás, habitada hasta épocas relativamente recientes.

Luego al Mirador del Roc Codós, acondicionado para disfrutar de las vistas. Aquí me quedo mientras Pep y Rosa bajan a anotar un horno de aceite de enebro. Después, los restos de un horno de tejas, la fuente que da nombre a la casa encima, Les Fonts, restaurada con mimo en un emplazamiento envidiable, con todo lo necesario para que las familias estresadas de la vida urbana puedan desconectar unos días y ‘cargar pilas’, como se suele decir.


Montserrat vista desde el Mirador del Roc Codós, a contraluz 

Les Fonts

De aquí a las casas medievales de Carreus, un poco más al norte, donde comemos con vistas despejadas al sur. 

La iglesia de Sant Martí de Capolat y detrás, el Santuario dels Tossals, visto desde las ruinas de Carreus

Desde aquí, es un tiro de piedra a la casa de Comamorera, con su pajar convertido en vivienda, y luego, siguiendo caminos, atravesamos la Serra de la Malla para llegar al Pantano y el coche. En este trayecto final, oímos un ruido como de bellotas que caen al suelo. Resulta ser granizo. “¡Nieve!”, grita Rosa con júbilo.


Bajando por el bosque al coche

En el coche, escuchamos el parte del tiempo. “Chubascos de granizo en el Berguedà”, dice el meteorólogo. Increíble.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 7,9 km; 350 metros de desnivel acumulado.

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