Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



lunes, 26 de junio de 2017

26/5/2017 – El Serrat de Meranges

La semana pasada, no salieron. Un poco de lluvia la noche anterior espantó a Pep y decidió quedarse en casa. Y para colmo, hoy Carles no puede venir y me tocará hacer la cresta del Serrat de Meranges solo con Pep. No quiere renunciar a su método científico aunque yo sé que las posibilidades de encontrar el castillo allí son casi nulas. “Es como un niño con un postre”, pienso en el Mikado. “Primero va dónde no lo va a encontrar y deja los lugares más probables para el final”.

Aparcamos en Sant Vicenç de Rus. Aquí hay una iglesia románica restaurada y un restaurante/alojamiento rural, actualmente sin nadie que lo lleve. Hoy será un día caluroso y por eso, Pep propone una aproximación desde la cara norte, para no pasar tanto calor. Pasamos por la antigua fragua, al lado del río, y ponemos rumbo a la Portella de Baix.

De repente, Pep se aparta de la pista y vemos el dibujo tenue de un camino que sube en línea recta hacia la Portella, antes de incorporarse nuevamente a la pista, evitando las curvas que hace la pista. No lo teníamos ese tramo.

La pista acaba, dejando unos 500 metros intactos del camino, todavía empedrado. Unas tiras de plástico atadas a las ramas sugieren la inminencia de una caminada popular. Llegamos al ‘grau’ en la cresta y miramos el pequeño llano hacia el oeste. Nada.

Tramo empedrado antes de llegar a la Portella de Baix

Ponemos rumbo hacia el este, hacia la Portella de Dalt. Empieza ancho, con pequeños prados pero se va estrechando hasta al final solo tenemos un paso precario por las rocas. Llegamos al estrecho corte en la roca que representa la Portella de Dalt y que va directamente a la casa de Meranges.

La muesca entre rocas formada por la Portella de Dalt

Continuamos. De nuevo, el tramo inicial es bastante ancho, incluso podría haber sido cultivado. Pero se va estrechando otra vez y nos quedamos con un angosto camino que mantienen los cazadores que pasa por la cara norte, luego por la cara sur y luego otra vez por la cara norte, con caídas vertiginosas a ambos lados.

Prados en la cresta del Serrat de Meranges; no todo era tan benigno

Por fin, llegamos a los antiguos campos donde comimos hace 3 semanas. Un camino en diagonal nos lleva al noroeste. Se difumina en una cresta y bajamos sin camino a una pista antigua. Pep quiere mirar un cerro al norte del Coll de l’Espinal. El mapa del ICC conecta toda esa zona con pistas pero sobre el terreno, no es así y no nos queda otro remedio que bajar un trozo sin camino para llegar a la pista principal que lleva al Coll. Me vienen recuerdos traumáticos de una salida en 2011 por esta misma zona cuando Carles y yo fuimos picados por avispas.

Conmino a Pep a no molestar ninguna avispa esta vez y mirar donde pone los pies y llegamos abajo sin novedad. Subimos al pequeño cerro. Evidentemente, no hay rastro de castillo. ¿Cómo va a haber un castillo de Meranges aquí si estamos en el lado equivocado de la montaña?

Aquí comemos y después miramos algunos caminos secundarios o terciarios que habían quedado pendientes de enlazar. Caminando por las hayas, es quizás el momento más relajante del día. Finalmente, bajamos la larga y empinada pista hasta la Farga y luego al coche.

La iglesia románica de Sant Vicenç de Rus y la hospedería. Según tengo entendido, pronto volverá a abrir sus puertas

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 9,8 km; 620 metros de desnivel acumulado.

PD. En el coche de vuelta a Berga, Pep propone una nueva teoría respecto a la ubicación del castillo. Especula que en la Edad Media, el Pas de l’Os no estaba abierto y toda persona que quisiera ir de La Pobla a Castellar de n’Hug tenía que pasar forzosamente por Bruc, Coll de Meranges, Collada de les Rovires y luego el camino que ya hemos seguido dos veces este mes a Castellar de n’Hug. Si fuera así, sería lógico que hubiera un castillo donde está actualmente la casa porque controlaría todo el tránsito por el valle.

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