Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



miércoles, 10 de febrero de 2016

22/1/2016 – Santa Maria de Merlès

Para hoy, Pep ha elegido volver a la Riera de Merlès pero más arriba, centrándonos en el pequeño núcleo de Santa Maria. Allí hay la iglesia, la rectoría, la escuela, la casa del maestro, el Ayuntamiento y el Hostal Nou (ahora cerrado al público); la iglesia es del siglo XVIII y el resto del siglo XX.

El pequeño núcleo del municipio de Santa Maria de Merlès con el frío de la mañana

El termómetro del coche marca -3ºC y el sol aún tardará en subir por encima de los cerros del valle. Caminamos hacia el norte por la carretera; a poca distancia, las casas de Escrigues, la Cortada y Cal Masover d’Escrigues, casas enormes con siglos de historia. En el cruce, giramos a la derecha para bajar a la riera. Allí está el molino d’Escrigues, un edificio moderno, pero los agujeros cortados en la roca delatan un origen mucho más antiguo.

 La casa fortificada de La Cortada

El Molino de Escrigues

Caminamos por la ribera aguas abajo hasta llegar a la presa y el canal que lleva agua a una antigua fábrica textil, y al lado, el puente románico. Subimos al núcleo antiguo, con la iglesia románica de Sant Martí y la rectoría antigua. Y encima el castillo, que domina todo el valle desde una roca. Del castillo sólo quedan los restos de una pared; las piedras del resto del castillo, mucho más grande, se habrán utilizado para construir casas a lo largo de la historia. Al pie de la roca, señales de estructuras adosadas de antigüedad indeterminada.

El puente románico de St. Martí

La iglesia antigua de St. Martí con la iglesia moderna de Sta. Maria detrás


Todo lo que queda del castillo

Pep quiere ir más arriba, llegando a la casa fortificada de la Serra de Degollats, antes de bajar otra vez a la riera. Entramos en la umbría. Aquí sólo hay antiguas pistas forestales llenas de zarzas, humedad y frío. Pep quiere salir de esta umbría sin interés lo antes posible pero la cuesta es muy empinada y nos vemos obligados a seguir el zigzag alargado de la pista. Pegando las zarzas con los bastones para abrir paso, lejos del sol, si la semana pasada paseamos por la cara amable del Baix Berguedà, hoy nos toca ver la cara hostil, al menos hasta volver a las zonas soleadas.

Nuestra pista asquerosa se vuelve más despejada, con las huellas de un tractor y finalmente entra en la pista que lleva a la casa de Riambau y poco después, salimos a la carretera.

Giramos a la derecha y caminamos por la carretera hasta llegar a la casa de la Serra de Degollats. Un perro nos ladra histéricamente pero mantiene su distancia. Giramos a la derecha por una pista señalizada que sigue el lomo de la Serra de Sant Joan. El perro deja de seguirnos y vuelve a su puesto de vigilancia, satisfecho de habernos expulsado y salvado la casa de un saqueo seguro.

Con el sol, el camino se va haciendo más amable. Antes de iniciar el descenso, comemos, aprovechando para pasar revista a la actualidad. Sin embargo, cuando el sol se esconde detrás de una nube, la temperatura baja sensiblemente y nos volvemos a poner en marcha. El camino se estrecha y bordea un afloramiento rocoso. Al pasar por un bosque de pinos, vemos interminables hileras de procesionaria que, engañadas por el buen tiempo, han bajado de sus nidos un mes antes de tiempo y están intentando cavar un agujero en la tierra dura y roca del camino. Los restos de otras orugas, congeladas al caer la noche, dan fe del fracaso colectivo.

Llegamos a una carretera asfaltada y cerca, la casa fortificada de La Costa de la Cavalleria. Aquí, en los siglos XVI y XVII, había muchos problemas con bandoleros y las grandes casas tuvieron que convertirse en pequeñas fortalezas.

La Costa de la Cavalleria con su torre fortificada

Nuestro camino se aleja de la carretera y se convierte en una pista. Hace un giro al norte que no nos conviene y Pep toma una pista media borrada hacia el sur que al poco rato se convierte en camino y nos lleva directamente hacia donde queremos, bajando hacia la riera. “Siempre sabe encontrar el camino”, dice Carles maravillado. “Es un don”. “Eso lo sabe hacer cualquiera”, dice Pep, restando importancia al tema.

Entramos en una pista y pasamos por la casa de Cal Sicull, modernizada sin respetar sus elementos originales y con las puertas y ventanas tapiadas con planchas de acero. “A esa casa le han robado el alma”, observa Carles.

Parte del peculiar jardín de La Torre

Llegamos al río y se suceden hornos y agujeros de antiguas pasarelas. Salimos a la carretera y pasamos una fábrica reconvertida en granja de cerdos y, al lado, la casa de La Torre de Merlès, las terrazas de los antiguos campos convertidos en un jardín con césped, lleno de estatuas de todo tipo, desde diosas griegas hasta patos. 

Pasamos por las ruinas del Molí de Mas, mostrando elementos medievales donde han caído los tochos y, al lado, la casa actual y otro jardín lleno de pequeñas estatuas. Al otro lado del río, la inmensa casa del Mas, cuyos orígenes se remontan al siglo XIV. Y un poco más arriba, la presa moderna del molino, construida aprovechando las estacas de la presa medieval. 

El Molino del Mas, en estado ruinoso

La presa del Molino del Mas

Y mirando desde la presa hacia la gran casa del Mas

Y antes de llegar al puente románico de Sant Martí, la fábrica vieja, seguramente textil, ahora abandonada salvo una pequeña parte convertida en vivienda y alimentada por el canal que bordeamos esta mañana cerca del puente románico. Abajo, una señora de mediana edad y con aire de antigua hippie cuida un huerto.

“Todo este valle es un museo al aire libre, cayendo a trozos”, observo a Pep. “Y así, casi todo el Baix Berguedà”, contesta Pep. “El desaprovechamiento es monumental”.


Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 14,6 km; 330 metros de desnivel acumulado.

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