Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



sábado, 9 de enero de 2016

20/11/2015 – El Serrat de les Hores

El fin de semana siguiente, fui a Inglaterra con el ojo derecho todavía ensangrentado. “¿Otra vez metiéndote en peleas?”, me preguntó mi hermana. Humor británico.

Mientras estuve en Inglaterra, Pep y Carles hicieron una salida histórica, volviendo a la zona de Cortalets. Bajaron por el camino que va al Pont (ver salida del 10 de abril), cruzaron el torrente seco y encontraron restos de caminos que iban hacia el Coll de Moixa y el collado donde estuvimos la semana anterior. Tal como insinúa el documento que leyó Pep en aquel salida, había una red de caminos que hoy está perdida en su mayor parte.

Hoy, nos reunimos en el Mikado con un dilema que afrontamos con cierta regularidad. ¿Dónde vamos? Tengo una propuesta. En la salida del 17/6/2011, se habían dejado unos caminos que subían al Tossal, uno de ellos por un valle con el sugerente nombre del Clot de les Carboneres y otro un poco más hacia Bagà, en el Coll de la Sala.

El valle del Llobregat mirando hacia La Pobla de Lillet desde el Coll de la Sala

Empezamos por el segundo, dejando el primero para la bajada. La entrada está muy clara, lo deben usar los cazadores. Pero enseguida empieza a subir en línea recta, el perfil típico de un camino de arrastrar troncos. “No irá a ninguna parte”, sentencia Pep. Pero aún se ve algún lazo de un camino para ir a pie y tras subir unos 50 metros de desnivel, se ve un camino que marcha a la derecha, con una pendiente más amable.

“Me gusta el aspecto de ese camino”, digo a Pep pero no me hace caso y sigue subiendo por el camino recto. Vamos pasando por paradas que han hecho los cazadores; gracias a ellos, se mantiene. Pasa por un pequeño pasillo de rocas y poco después, desaparece. Los cazadores debían quedarse en las rocas.

Subimos ya sin camino en diagonal hacia el collado arriba, llamado Collada del Faig, abriendo paso por el boj. “No estaríamos haciendo esto si hubiéramos ido por el camino que me gustaba”, me quejo. Son casi 200 metros de desnivel y justo cuando parece que no podremos continuar al quedar barrado el paso por las rocas, salimos a un camino tapado pero auténtico, de esos para hacer con animales. La pregunta obvia es ‘¿de dónde viene?’ pero hoy no la podremos contestar. Sin embargo, sí que nos lleva hasta un paso por las rocas y de allí al collado.

El 'grau' que permite pasar las rocas

Después de repasar nuestras opciones, caminamos un poco más hacia el oeste. Tras seguir un pequeño camino durante unos 300 metros, de repente da un giro y empieza a bajar. “Enlazará con el camino que hicimos hacia Cal Noguera desde Les Llenes (ver salida del 30/9/2011). Puede ser el paso antiguo a Guardiola desde aquellas casas,” dice Pep.

Volvemos al collado y pasamos al otro lado, comiendo en una cima secundaria del Cap del Tossal que permite ver toda la cuesta que hemos subido. “¿Por qué se llama Serrat de les Hores?”, pregunta Carles, señalando las rocas enfrente. “Es porque la gente del pueblo, Guardiola, supongo, podían saber la hora mirando dónde estaba la sombra del sol sobre las rocas”, explica Pep.

Pedraforca, con la plaga de procesionaria en primer plano

Es hora de volver. Nos encaramos al Clot de les Carboneres y empezamos a bajar sin camino una cuesta empinada y llena de obstáculos. Pero ya no tengo la fragilidad de hace dos semanas y bajo con paso seguro. Bajamos 150 metros de desnivel antes de encontrar la primera carbonera, donde empiezan las hayas. 

El camino de las carboneras. En el fondo, se dibuja un llano que es signo inconfundible de una carbonera

A partir de aquí, seguimos un camino que enlaza una carbonera tras otra hasta llegar a la pista. Aquí hay un salto y no es posible seguir bajando el barranco. Giramos a la derecha y un camino tenue, roto por el arrastre de troncos y una zanja para enterrar un tubo de agua, nos lleva hasta la pista, ahora encima de la casa del Villar y muy desviado del barranco.

Volvemos al inicio del barranco y seguimos el primer camino que habíamos visto. Se muere en una carbonera al cabo de 100 metros. Para hoy, ya no nos quedan más cosas para hacer.

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 5,1 km; 490 metros de desnivel acumulado.

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