Aquí relato nuestras salidas por los caminos del Berguedà y comarcas vecinas. Como lo pasamos muy bien, queremos comunicar sobre todo buen humor y alegría pero también tiene un fondo muy serio: el camino como bien patrimonial, pieza esencial para entender la historia y digno de conservación. Es nuestra misión desde hace más de 15 años.



jueves, 2 de octubre de 2014

12/9/2014 – El camí ral de Berga a Bagà (2ª parte)

En la Diada, vi a la mujer de Pep y me dijo que no había bajado. “Después de darnos la lata, se queda en casa”, pienso indignado. Hoy, en el Mikado, le recriminamos su actitud poco participativa. “Un historiador tiene que ver las cosas desde la distancia”, contesta con cierta pedantería. La verdad es que no le gustan las aglomeraciones pero lo estuvo siguiendo por la tele. Para él, lo más impresionante fue ver cómo se iba formando la V: “Piel de gallina”, dice.

La semana anterior habíamos dejado a medias el tramo del camí ral entre el Far y el Túnel de Guardiola y decidimos acabarlo. También hay una red de carboneras en las cuestas que sabemos que existe pero no la hemos explorado.

El puente románico, la pequeña central eléctrica y la entrada del camí ral

Dejamos el coche cerca de la central eléctrica de Guardiola y cruzamos el puente románico. Desde la central, marcha un tramo bien conservado del camino, hasta llegar a un collado donde vuelve a perderse en las pistas de las torres de alta tensión. De nuevo, por intuición y deducción, logramos reconstruir su trazado hasta que queda aniquilado por las obras de contención de la actual carretera, pero a la misma altura y a poca distancia de donde lo dejamos la semana anterior.

El camí ral, con el muñón de uno de los antiguos postes de luz

Satisfechos de haber determinado su trazado hasta dónde se podía en este tramo, nos dedicamos a explorar todos esos caminos carboneros medio borrados. No voy a aburrir al lector con un relato pormenorizado. Basta decir que subimos y bajamos y volvimos a subir y volvimos a bajar, enlazando plazas carboneras, por caminos tapados que me dejan los brazos hechos un mapa. La historia siempre era la misma: subir por un barranco hasta la última carbonera, donde moría el camino, y abajo otra vez.

Carles y Pep adoptan una pose muy decimonónica en esta carbonera. Sólo faltan los fracs y el libro de poemas

Finalmente, ya no nos queda ningún camino por mirar, excepto uno. Sale del camí ral y pasa un collado detrás de la central para luego bajar al Torrent de l’Albiol. Yo sólo había subido hasta el collado pero, cuando lo hice hace bastantes años, había pensado que podría ser un camino importante. Pero al volver a hacerlo hoy, vemos que tiene poca categoría y demasiada pendiente; en todo caso, sería un camino para pasar unos antiguos postes de luz.

El acueducto que lleva agua a la central de Guardiola

Llegamos al puente sobre el Llobregat cerca de los pisos del Collet. Ha caído uno de los arcos al río y en su lugar hay unas tablas de madera en un estado muy regular encima de unas vigas de hierro oxidadas. Por lo visto, lleva muchos años así. Cruzamos con cuidado, esperando que el primero llegue al otro lado antes de que cruce el siguiente. En la otra orilla, hay un aviso medio borrado que reza “Prohibido el paso por motivos de seguridad” y al lado, una de las marcas amarillas de la Xarxa Lenta que sube a Sant Julià de Cerdanyola. Como la vida misma, llena de contradicciones.


Y el puente precario sobre el Llobregat, con el aviso en el poste. 

Con eso, damos por concluida la salida de hoy. 6,10 km; 540 metros de desnivel acumulado.

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